La decisión fue gradual. Primero, la corte suprema de Brasil rechazó el primero de los dos pedidos de liberación del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, que purga una condena de más de ocho años de cárcel por corrupción.

Por 4 votos contra 1, la segunda corte del Supremo Tribunal Federal (STF) rechazó el recurso que cuestionaba una decisión tomada por un juez de un tribunal superior y que se anunciaba con pocas chances de ser aceptado.

El otro recurso, que empezó a discutir de inmediato, pedía anular el fallo pronunciado en contra de Lula por el exjuez y actual ministro de Justicia, Sergio Moro, por supuesta “parcialidad”.

Agencia France-Presse
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Minutos más tarde, La Corte Suprema de Brasil rechazó por segunda ocasión, liberar al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva mientras analizaba si el exjuez de la operación anticorrupción Lava Jato y actual ministro de Justicia, Sergio Moro, lo juzgó de forma imparcial.

Por tres votos contra dos, los jueces de la segunda corte del Supremo Tribunal Federal (STF) decidieron postergar para el próximo semestre el debate sobre la conducta de Moro y rechazaron una propuesta de concederle hasta entonces la libertad provisoria a Lula.

Sus abogados pidieron la anulación del juicio en diciembre pasado, después de que Moro aceptara ser ministro de Justicia del presidente ultraderechista Jair Bolsonaro, quien derrotó en las presidenciales de octubre al delfín de Lula, Fernando Haddad.

Sus argumentos ganaron fuerza tras la publicación este mes por el portal The Intercept Brasil de presuntos mensajes de Moro con los fiscales de Lava Jato, que aparentan una voluntad de perjudicar políticamente al expresidente.

Lula, de 73 años, que cumple desde abril de 2018 en Curitiba (sur) una condena de 8 años y 10 meses de cárcel, se declara inocente y afirma que Moro formó parte de una conspiración para impedir el retorno de la izquierda al poder.