El cumplimiento del plan económico del gobierno del presidente argentino, Mauricio Macri, será sometido este viernes a su tercera revisión por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que debe dar luz verde a un desembolso de 10.870 millones de dólares, el primero de 2019.

Con una crisis económica que estalló hace un año y que ha sumido al país en la recesión, Argentina acordó con el FMI un préstamo de 56.000 millones de dólares, del cual ha recibido ya 28.000 millones, a cambio de lograr el equilibrio fiscal este año, entre otras metas.

El pacto con el FMI es altamente impopular y duramente cuestionado a poco más de seis meses de las elecciones presidenciales del 27 de octubre.

Miles de manifestantes salieron a las calles a protestar el jueves contra las políticas de ajuste. “El gobierno le pide un préstamo al FMI pero nosotros nos ‘cagamos’ (morimos) de hambre”, dijo a la AFP Julián Pérez, de 19 años, durante las manifestaciones en Buenos Aires

Déficit bajo control

El déficit fiscal, señalado como la raíz de las distorsiones económicas de Argentina, se encuentra controlado. En 2018 cerró en 2,4% del Producto Interno Bruto, un resultado mejor que la previsión de 2,7% pactada con el FMI. En 2017 había sido de 3,9%, y de 6% en 2015.

Y aunque aún no están las cifras del primer trimestre de 2019, se da por descontado que éste será uno de los puntos a favor de Argentina.

“En el primer trimestre se va a poner en evidencia que se cumple con el ajuste pactado”, dijo a la AFP el economista Ramiro Castiñeira, de la firma Econométrica.

Un portavoz del FMI aseguró también que “los datos preliminares indican que las metas se cumplirán”.

ARCHIVO | Agence France-Presse
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Inflación, depreciación y pobreza

En el lado contrario, Argentina sigue con problemas para contener la inflación, una de las más altas del mundo, la depreciación monetaria, y en consecuencia la pobreza.

El índice de precios al consumidor cerró 2018 con una subida de 47,6% anual y en el primer bimestre de este año acumula ya 6,8%. Pese a que aún no se publica el dato de marzo, los analistas estiman que será de 4%.

Paralelamente, el peso argentino se depreció 51% en 2018 y en lo que va de 2019 más de 11%. Macri cuenta con que el desembolso del FMI y la venta de la cosecha de granos, el primer producto de exportación de Argentina, calmen el ambiente cambiario.

Pero la pobreza escaló a 32% al cierre de 2018, frente a 25,7% de 2017, y el desempleo alcanzó 9,1% el año pasado.

“En el gobierno pensamos que podíamos bajar más rápido la inflación. Claramente, la inflación impacta la cifra de pobreza”, explicó la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley.

El asunto preocupa al FMI, que acordó aumentar el margen previsto en el acuerdo para asistencia social de 0,2% a 0,3% del PIB.

Castiñeira considera que el aumento de los precios es quizás el problema más agudo de la economía argentina. “No cede. Desde el primer día el gobierno subestimó la inflación y la sigue subestimando”, señaló.

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Escenario electoral

Con el país en recesión, el gobierno se encuentra ante el complicado panorama de reconquistar popularidad de cara a las elecciones de octubre, en las que Macri optará a un segundo mandato.

La economía cayó -2,6% en 2018 y la previsión para 2019 es de -1,6%.

El gobierno defiende que los ajustes que aplica son la única manera de tener una economía sólida, y critica con frecuencia a “quienes otra vez prometen soluciones mágicas”.

Pero las malas cifras de la economía han hecho caer también la imagen de Macri, lo que a la vez genera incertidumbre sobre la capacidad de Argentina de cumplir con el plan del FMI.

El economista Héctor Rubini, de la Universidad del Salvador, en Buenos Aires, refiere que con “las encuestas de opinión que muestran una fortaleza creciente de la oposición, asumiendo que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner se presentará como candidata, han reaparecido temores respecto de un retorno al populismo previo a diciembre de 2015 y de un potencial default de la deuda con bonistas”.

“Argentina es un país que cada cuatro años se pregunta si quiere ser capitalista o socialista. Eso genera una incertidumbre muy grande que obviamente afecta a lo económico”, indicó Castiñeira.