Tras varios días de tensión, el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, destituyó el lunes a uno de sus principales ministros, en la primera gran crisis interna del gobierno de ultraderecha que asumió el poder el 1 de enero.
Bolsonaro “decidió exonerar en esta fecha al ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Gustavo Bebianno Rocha”, anunció el portavoz del mandatario, Otávio de Rego Barros.
Al ser interrogado sobre las causas de la decisión, Barros respondió que eran “del fuero íntimo” del jefe de Estado.
Bebianno fue sustituido por el general retirado Floriano Peixoto, octavo militar que integra el primer escalón del gabinete de 22 ministerios.
Como presidente del conservador Partido Social Liberal (PSL, el partido oficialista), Bebianno fue uno de los principales articuladores de la campaña de Bolsonaro, y fue recompensado con un cargo ministerial de confianza, instalado en el mismo palacio presidencial de Planalto.
Pero su camino se cruzó con el de uno de los hijos de Bolsonaro, el concejal de Río de Janeiro Carlos Bolsonaro
Una investigación del diario Folha de S. Paulo reveló este mes un supuesto esquema de creación de candidatos “fantasma” del PSL para recibir fondos electorales en los estados de Pernambuco y Minas Gerais en los comicios de octubre.
Bebianno, que niega estar involucrado en las cuentas regionales del partido, intentó minimizar la crisis y afirmó que había conversado varias veces con el presidente mientras éste se encontraba internado en Sao Paulo, recuperándose de una cirugía abdominal.
Pero Carlos Bolsonaro negó la existencia de esos contactos y su propio padre le dio poco después la razón afirmando que Bebianno mentía.
El presidente reveló además que había ordenado abrir una investigación policial sobre su todavía ministro.
Desde entonces, aliados del mandatario se han dividido por el protagonismo que Bolsonaro ha dado a su hijo Carlos, que no ocupa ningún cargo en el gobierno federal, y por cómo trató a Bebianno, uno de sus hombres de confianza.
La crisis tuvo a maltraer a los mercados que temen que el desgaste político de Bolsonaro comprometa el avance de la reforma de las jubilaciones.
La Bolsa cayó el lunes un 1,04% y el real perdió terreno frente al dólar, cotizándose a 3,73 unidades por billete verde, frente a 3,70 al cierre de los mercados del viernes.