Este miércoles, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) dejó en libertad a seis personas que tenía secuestradas desde agosto en Colombia, pero el proceso de paz se mantiene en vilo por la exigencia del gobierno de que esa guerrilla cese su accionar criminal y libere a todos los raptados.

El grupo guevarista, reconocido oficialmente como la última guerrilla del país, liberó a tres policías, un soldado y dos contratistas que había raptado el 3 de agosto cuando se trasportaban por un río del selvático departamento del Chocó, en el noroeste. Según las autoridades, estaban desarmados y de civil.

“Nos alegra saber que pronto podrán reencontrarse con sus familias”, dijo en Twitter el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que junto a la Defensoría del Pueblo, la Iglesia Católica y líderes comunitarios recibió a los plagiados.

El operativo humanitario se dio “en medio de un fuerte operativo militar” y pese a la negativa del gobierno de “pactar protocolos que facilitaran la liberación”, afirmó por su parte Uriel, comandante del Frente de Guerra Occidental Omar Gómez del ELN, que tenía en su poder a los rehenes.

“En todo momento dimos a los detenidos el mejor trato posible en esas condiciones”, aseguró el líder rebelde en un comunicado.

A la espera de Duque

La libertad de todos los secuestrados es una de las principales exigencias del presidente Iván Duque, quien aún no se pronuncia tras la liberación para retomar los diálogos de paz establecidos por el anterior gobierno del Premio Nobel de Paz, Juan Manuel Santos, en Cuba.

El mandatario, que asumió el poder hace un mes con la promesa de endurecer las condiciones de negociación con los rebeldes, también exige que el ELN cese sus acciones criminales, entre ellas el narcotráfico, “con estricta supervisión internacional”.

Las autoridades acusan al ELN de financiar su lucha armada con recursos provenientes del narcotráfico y de la minería ilegal.

Los insurgentes rechazan esas acusaciones, pero reconocen que cobran una suerte de impuesto irregular a las actividades lícitas e ilícitas realizadas en zonas donde operan.

“El gobierno colombiano sigue expresando voluntad de paz, pero con hechos concretos y no con retórica”, dijo el lunes Miguel Ceballos, alto comisionado para la paz.

El Ministerio de Defensa aseguró en un mensaje enviado a la agencia internacional Agence France-Presse (AFP) que el ELN mantiene a al menos 18 rehenes raptados entre 2002 y septiembre.

Si se restan los seis liberados de este miércoles y otros tres dejados en libertad la semana pasada en zona fronteriza con Venezuela, en total quedarían nueve personas en poder de esa guerrilla.

Además, Ceballos ha puesto en entredicho la unidad de mando rebelde y les ha exigido que aclaren si sus combatientes se refugian en Venezuela. “Negociar con un grupo armado que tiene tropas en dos países es muy difícil”, afirmó.

Oposición rebelde

Los rebeldes, que cuentan con unos 1.500 combatientes y una extensa red de apoyo, se oponen a estas condiciones por considerarlas imposiciones del gobierno y porque en la mesa se acordó que las conversaciones se desarrollarían en medio de los enfrentamientos en Colombia.

Por ello, el ELN acusó a Duque el lunes de acabar con el proceso de paz al plantear “condiciones inaceptables” para retomar la mesa de diálogos en La Habana.

Sin embargo, el gobierno aseguró que mantiene su voluntad de paz, aunque mantuvo sus exigencias al ELN, reconocida como la última guerrilla del país tras el desarme y transformación en partido de las FARC, el año pasado.

Expertos coinciden en la dificultad de negociar con la guerrilla guevarista, alzada en armas en 1964 e inspirada en la revolución cubana, por su estructura federal que da vocería a cada frente.

Un acuerdo final con el ELN terminaría con el último conflicto armado en América, que deja más de ocho millones de víctimas entre muertos, desaparecidos y desplazados, si bien en Colombia aún operan disidencias de las FARC y bandas del narcotráfico de origen paramilitar.