Más de cincuenta personas murieron en el ataque perpetrado este domingo por hombres armados contra una iglesia católica en el estado de Ondo, en el suroeste de Nigeria, aseguró este lunes el Consejo de Laicos Católicos del país africano.

La matanza ocurrió por la mañana en la localidad de Owo, en la parroquia de Saint Francis.

“Más de cincuenta feligreses de la iglesia católica de Saint Francis, en Owo, en el estado de Ondo, fueron asesinados por hombres armados sospechosos de ser bandidos”, afirmó el presidente nacional del Consejo de Laicos Católicos de Nigeria, Henry Yunkwap, en un comunicado.

Yunkwap dijo hablar “como presidente de todos los laicos católicos a los que pertenecen las más de cincuenta víctimas”, al condenar “este acto bárbaro llevado a cabo por estos animales en forma humana”.

“El crimen cometido por los muertos fueron sólo dos: uno, eran cristianos y, en segundo lugar, porque estaban en la iglesia el domingo adorando a Dios”, señaló el presidente.

Yunkwap exigió “acción y el arresto y enjuiciamiento urgente de los perpetradores de este acto malvado”.

“Lo que las víctimas quieren ahora del Gobierno para que sus almas descansen en paz es la seguridad de que sus asesinos serán arrestados y tratados de acuerdo con las leyes del país”, insistió.

Ataque a la misa dominical

El portavoz de la Policía en el estado de Ondo, Funmilayo Odunlami, confirmó a Efe este domingo que “más de dos docenas murieron”, sin poder precisar la “cifra exacta” ni la autoría de la masacre.

Un trabajador del hospital federal de Owo aseguró al periódico local The Punch que más de cincuenta personas habían sido evacuadas a ese centro después del ataque, perpetrado durante la misa dominical.

El gobernador de Ondo, Oluwarotimi Odunayo Akeredolu, declaró en un comunicado que “el ataque vil y satánico es un ataque calculado contra las personas amantes de la paz del reino de Owo que han disfrutado de una relativa paz a lo largo de los años”.

El papa Francisco rezó este domingo por las víctimas del ataque, según informó el Vaticano; y el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, condenó la masacre.

“Pase lo que pase, este país nunca se rendirá ante la gente malvada y la oscuridad nunca vencerá a la luz. Nigeria eventualmente ganará”, señaló Buhari.

El ataque tuvo lugar después de que al menos 31 personas murieran el pasado 28 de mayo por una estampida ocurrida en un acto organizado por una iglesia en la ciudad de Port Harcourt, en el sur de Nigeria.

Nigeria sufre ataques incesantes de bandidos y secuestros masivos por lucrativos rescates, pero estos suelen producirse en el centro y noroeste del país, lo que hace extraño este incidente en el suroeste del país.

A esta inseguridad, se suma la amenaza yihadista que asuela desde 2009 el noreste del país, causada por el grupo Boko Haram y, desde 2015, por su facción ISWAP (Estado Islámico en la Provincia de África Occidental).