La segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Níger, un país presa de la violencia yihadista, quedó empañada este domingo por la muerte de siete miembros de la comisión electoral, cuyo vehículo explotó al pasar sobre una mina.

Casi dos meses tras la primera vuelta, el 27 de diciembre, los nigerinos debían elegir este domingo entre los dos candidatos más votados, Mohamed Bazoum, delfín del saliente Mahamadou Issoufou y beneficiado de la imponente maquinaria del gobernante Partido Nigerino para la Democracia y el Socialismo (PNDS), y el aspirante Mahamane Ousmane, presidente entre 1993 y 1996. Bazoum tuvo 39,3% de votos en la primera ronda y Ousmane, 17%.

Pero la cita con las urnas quedó marcada por la muerte de siete miembros de la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI), cuyo vehículo explotó al pasar por encima de una mina, en la región de Tillaberi (oeste), cerca de Malí, según dijo a la AFP el gobernador local, Tidjani Ibrahim Katiella.

“Se trata de presidentes de centros de votación y de sus secretarios”, contratados por la CENI, explicó, precisando que la explosión también provocó tres heridos.

A principios de enero, después de la primera vuelta de las presidenciales, cien personas perdieron la vida en el ataque de dos pueblos de la misma región, una de las peores masacres de civiles ocurridas en el país, presa de la violencia.

Votar en el conjunto del territorio es uno de los principales desafíos de estos comicios, pues el oeste es escenario de la violencia de grupos yihadistas afiliados al Estado Islámico (EI) y en el este operan yihadistas nigerianos de Boko Haram.