Se trata de una de las presentaciones musicales más mediáticas del año.

Probablemente, más de alguna vez has escuchado hablar sobre el Super Bowl. Incluso si no eres fan del fútbol americano, seguramente has visto u oído sobre sus famosas presentaciones del medio tiempo con artistas de gran calibre. Si te has preguntado cuánto gana un artista por cantar en este mega evento, la respuesta es nada más y nada menos que cero dólares.

Tanto cuando Beyoncé, Coldplay y Bruno Mars tuvieron su icónica presentación en el 2016, como la inolvidable performance de Shakira y Jennifer López en la edición del 2020, lo cierto es que ninguno de estos grandes artistas cobro un solo dólar por su actuación.

¿Por qué el Super Bowl no le paga a los artistas?

A diferencia de las grandes marcas que llegan a pagar millones de dólares por anuncios de unos pocos segundos antes y durante el evento, los artistas tendrían “una plataforma gratis” donde publicitar su marca personal. Así, al menos, es la visión de la organización.

Por ejemplo, la música de Justin Timberlake tuvo un aumento del 534% en ventas después de su presentación en dicho mega evento deportivo.

Si bien el Super Bowl es claro en señalar que no le pagan a los artistas, estos sí cubren una parte importante de los gastos y los costos de producción. Así lo señaló en una oportunidad Joanna Hunter, portavoz de la NFL, en una entrevista para Forbes.

Este monto sería de nada menos que 15 millones de dólares, que debería cubrir cuestiones de producción y escenografía, así como trabajadores a tiempo parcial. Eso sí, el artista no se queda con nada del dinero.

Cabe mencionar que el show de medio tiempo también es un fuerte catalizador de sintonizaciones al partido, sobre todo a escala internacional donde el fútbol americano quizás no es tan popular. Sin embargo, en la última década ha habido rumores de que, desde el Super Bowl, incluso habrían intentado cobrar a algunos artistas por el espacio del medio tiempo.

Así ocurrió, por ejemplo, con Katy Perry en 2015, donde algunas fuentes aseguraron que la cantante había tenido que pagar por subirse al escenario. Sin embargo, ella lo desmintió.

Así, el show de medio tiempo termina siendo una suerte de relación simbiótica, donde no existen transacciones monetarias entre las partes, pero sí una gran vitrina, por un lado, y una adición atractiva al espectáculo por el otro.