La bailarina conversó con BiobioChile sobre su llegada al programa de bailes. "No tengo grandes expectativas", admitió debido a la corta duración de la temporada.

Durante la noche del miércoles, María José Campos, también conocida como “Porotito Verde”, realizó su debut en la nueva temporada de Aquí se Baila.

“Este es un retorno muy esperado, María José”, aseguró Lagos en el programa ante el primer baile de la ex Morandé con Compañía.

“Yo soy una persona muy sensible y en este momento siento que estoy con las emociones muy a flor de piel, así que no sé si puedo hablar”, dijo la participante al borde de las lágrimas, a lo que el conductor del programa reaccionó a abrazarla.

La bailarina estuvo años lejos de la televisión chilena, y comenzó a acercarse al programa para apoyar a su amigo Christian Ocaranza, quien danzó en la primera temporada y se quedó con el cuarto lugar.

“Debo admitir que estoy histérica”, comentó la bailarina a BiobioChile el día de la final, cuando acudió a acompañar a Ocaranza. “Estar afuera es mucho más fácil que vivirlo en primera persona”, añadió.

De acuerdo a Campos, esta nueva vivencia es “súper distinta” a lo que ha vivido antes, ya que “yo no me puedo comparar con ni uno de mis compañeros, porque yo desde hace más de 20 años que no tomo una clase de técnica”.

Aunque, aseguró, “eso no significa que no esté el corazón”. “Si es por ganas, yo me quedo. Aunque no siempre eso es suficiente”, añadió.

Respecto a su pareja en el programa, Emilio Rubilar, la bailarina de la “Mayonesa” destacó su labor como profesor de danza. “Me siento con clases personales todos los días, él es un maestro, es increíble y me ha apoyado un montón. Eso me da seguridad”, apuntó.

La “Porotito Verde” también es consciente de los posibles peligros que pueden ocurrir entre tantas coreografías que implican dar el máximo, aunque afirma que “ese fantasma está siempre”.

“Ya estoy mucho mayor, y sin duda hay mayor vulnerabilidad. Sobre todo porque estuvimos en pandemia, pasé de estar en la casa en cero y a entrar a mil altiro. No hay transición, pasas de primera a sexta, entonces hay un riesgo”, afirmó.

Sobre su principal obstáculo en estas tres semanas de competencia, Campos afirma que la más grande acaba siendo ella misma. “A veces me pongo unas presiones, trato de hacer el ejercicio de rechazarlas, de bloquearlas, pero a veces aparecen y no es muy positivo”, confiesa, aunque asegura que aquello “es 100% personal y no puedo culpar a nadie. Son rollos míos no más”.

“La verdad quiero pasarlo bien y dejar de juzgarme. A esas presiones me refiero. Quiero poder disfrutar. Yo creo que si logro todo eso, podría haber un despegue”, comentó.

“Igual la temporada es súper cortita, así que no tengo grandes expectativas. La danza es un ejercicio de procesos muy largos y no porque te entreguen una crítica, tú la recibes y se modifica. Tu cabeza lo entiende antes que tu cuerpo, y el cuerpo requiere tiempo, constancia, y eso en tres semanas es muy difícil”, cerró la bailarina.