25 años después del debut de Viva el Lunes, el célebre estelar de Canal 13, uno de los episodios que más intriga continúa generando en los espectadores es el que protagonizó el recordado “políglota” libanés que visitó el programa en 1997.

Hablamos de Ziad Fazah, quien fue anunciado en aquel entonces como un experto en 58 idiomas y dueño de un récord Guinness al respecto.

Allí, en escena y frente a miles de telespectadores, intentó poner a prueba sus conocimientos sin conseguirlo, errando en sus intervenciones y convirtiéndose con el tiempo en un “chascarro” clásico de la TV chilena de los noventa.

A 23 años del hito, el diario La Cuarta contactó a Ziad para dilucidar qué realmente pasó aquella noche en el estudio de Inés Matte Urrejola 0848.

Desde Porto Alegre, Brasil, el libanés contó su versión de los hechos: “Yo ya iba con miedo a ser puesto a prueba (…). A mí me invitó un hombre de Argentina, y él fue quien me traicionó mucho”, dijo.

Sobre sus recordados errores en pantalla, explicó: “Es que un políglota, por más que se maneje en muchos idiomas, si no los practica puede olvidarlos. Me dijeron que iba a ser una entrevista en español, pero después las cosas cambiaron”.

Hoy, el políglota tiene 67 años y recuerda con tristeza su debut en la TV local: “Yo había ido a Chile para probar que era un verdadero políglota, que aprendió en tres años las distintas lenguas. Pero yo tenía miedo de ser puesto a prueba en esos idiomas tan difíciles, que hace mucho tiempo no practicaba. La verdad, fue un bochorno gigante”, señaló.

A pesar de la mala experiencia, Fazah conserva un buen recuerdo del país: “Así es… La gente tiene mucha cultura en Chile. De hecho, cuando tuve mis pasos por el programa, sentí que el público que estaba ahí me apoyaba psicológicamente. Al pueblo chileno jamás lo olvidé”, apuntó.

A los únicos que recuerda con inquina, son los interlocutores que lo interrogaron desde el público: “Estoy seguro que el hombre del hindú, que me hizo leer uno de los mensajes, sentía envidia de mí. Creo que él quiso que yo no pudiera leerlo para decir que no era políglota”.

“El que me habló en chino mandarín lo hizo súper rápido, para que no le entendiera. Fue una gran trampa para derrumbarme”, agregó.

“Hoy en día, si quiero hablar idiomas, necesito dos semanas para practicarlo. Esa es la verdad, necesito eso de tiempo para hablarlo con habilidad. ¡Es que estoy viejo! Cuando estuve en Chile era un gentleman, ahora ni tengo pelo, jajajá”, explicó.