Diversos nombres han alzado la voz por las recientes declaraciones de J.K. Rowling, autora de la saga de Harry Potter, las que le valieron ser acusada de transfobia.

La exitosa novelista tuiteó un artículo durante el fin de semana en que hablaba de las “personas que tienen la menstruación” y comentaba irónicamente que deberían designarse como mujeres.

El comentario desató la ira de algunos internautas, quienes señalaron indignados que los hombres transgénero pueden tener el período y las mujeres transgénero no tenerlo.

Incluso, sus dichos generaron el rechazo de los propios protagonistas de las películas basadas en el mundo de Hogwarts.

Pero eso no es todo, ya que según el medio inglés Daily Mail, diversos empleados de Hachette se han negado a seguir trabajando en The Ickabog, un cuento infantil creado por Rowling cuyo lanzamiento está programado para noviembre próximo.

Según detalla el citado portal, esta “rebelión” habría surgido en una acalorada reunión llevadaa cabo el lunes pasado, en la que un grupo de trabajadores, con edades entre 20 y 30 años, manifestaron sus intenciones de demostrar su apoyo al colectivo trans.

“El personal del departamento de libros infantiles de Hachette anunció que ya no querían trabajar en el libro”, aseguró una fuente al Daily Mail.

No obstante, otra persona indicó que sólo fueron “unos cuantos empleados, quienes tienen derecho a sus opiniones”.

“Si se les pidiera editar un libro sobre abuso doméstico y fueran sobrevivientes de abuso doméstico, por supuesto que nunca se verían obligados a trabajar en él. Pero este es un cuento de hadas para niños. No es el fin del mundo”, añadió

Frente a esta polémica, desde la editorial Hachette publicaron un comunicado en el que defendieron el derecho de Rowling a expresarse.

“Estamos orgullosos de publicar el cuento infantil de J.K. Rowling The Ickabog. La libertad de expresión es la piedra angular de la editorial. Creemos que todos tienen derecho a expresar sus propios pensamientos y creencias. Es por eso que nunca comentamos las opiniones personales de nuestros autores y respetamos el derecho de nuestros empleados a mantener una opinión diferente”, indicó la compañía.

“Nunca haremos que nuestros empleados trabajen en un libro cuyo contenido les moleste por razones personales, pero hacemos una distinción entre eso y negarnos a trabajar en un libro porque no están de acuerdo con los puntos de vista de un autor fuera de su escritura, lo cual es contrario a nuestra defensa a la libertad de expresión”, agregó.