Este miércoles se confirmó el fallecimiento de Javiera Suárez a los 36 años, tras una larga batalla contra un cáncer de piel tipo melanoma grado IV con metástasis que le fue diagnosticado en marzo de 2016.
La enfermedad se expandió a su hígado, huesos, pulmón derecho y mama derecha, tal como reveló públicamente la periodista en mayo de 2016, apenas 7 meses después de que contrajera matrimonio con el médico Cristián Arriagada.
Y unos días después del anuncio, la animadora dio a conocer que, además, estaba embarazada.
En ese entonces, la profesional escribió un mensaje en su cuenta en Instagram, donde expresó: “Agradezco muchísimo a todos por su cariño y apoyo. Estoy en un momento muy difícil, con una enfermedad muy grave y concentrada exclusivamente en sanarme junto a mi marido y cuidar a mi guagua que viene en camino“.
El diagnóstico de por sí ya era complicado, debido a lo avanzada que estaba su condición, y el embarazo empeoraba la situación, porque para proteger al bebé, no podía someterse a tratamientos más fuertes contra el cáncer.
Uno de ellos era la radioterapia, por ejemplo, que usa altas dosis de radiación para destruir células cancerosas y reducir tumores, informa el Instituto del Cáncer de Estados Unidos.
Ese tratamiento tiene más probabilidades de afectar al bebé y generalmente no se administra durante el embarazo, expresa la Sociedad Americana de Cáncer, por lo que no era una opción en ese momento.
En lugar de ello, Javiera Suárez se inclinó por la inmunoterapia, que “es un tipo de tratamiento que ayuda al sistema inmunitario a combatir el cáncer. El sistema inmunitario ayuda a su cuerpo a combatir las infecciones y otras enfermedades”, relata el Instituto del Cáncer de EEUU.
“La inmunoterapia es un tipo de terapia biológica (…) Usa sustancias producidas por organismos vivos para tratar el cáncer”, añade.
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Debido a los eventuales riesgos que la inmunoterapia podría tener, en su momento a Javiera le sugirieron que interrumpiera su embarazo, pero ella se negó. “Algunas personas del ámbito médico y otras que no, me preguntaban por qué no interrumpía el embarazo, debido a los riesgos que implicaba todo lo del cáncer, pero con Cristián –si bien íbamos a hacer lo que estuviera a nuestro alcance en tratamientos para salvar mi vida, porque si yo me moría Pedro también– decidimos que todo tenía que seguir su curso. Privilegiamos la vida”, aseguró en euna entrevista con revista Cosas en 2017.
No obstante, algunos meses antes del parto, tuvo que interrumpir el tratamiento por una hepatitis que la aquejó.
Con riesgos y todo, el bebé de la periodista, a quien llamó Pedro Milagros, sobrevivió y nació de manera prematura a las 30 semanas de gestación, en octubre de 2016.
Y con este logro, ‘Pedrito’ se convirtió en el primer bebé del mundo en nacer luego de que su madre se sometiera a inmunoterapia con 7 semanas de gestación.
“Mi guagua es la primera en el mundo que nace de una mamá que recibió un tratamiento de inmunoterapia con una bebé con tan sólo siete semanas de gestación. Entonces es un milagro, porque es la primera guagua que lo logra”, ratificó Javiera, en entrevista con el portal Biut.
Y ese no fue el único ‘milagro’: también destacó que “más encima nació sanito, porque la probabilidad de que naciera con melanoma era altísima”.
View this post on InstagramAl fin en mis brazos mi PM!!! Cuánto te adoro!!! 💪💪💪
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Aunque no todo fueron buenas noticias: durante su embarazo, la enfermedad avanzó. Específicamente, le causó problemas en las piernas, por lo que tuvo que comenzar a someterse a radioterapia inmediatamente después del parto.
“Durante el embarazo, pensábamos que el dolor era causado por el ligamento, ya que mis piernas estaban demasiado flacas; sin embargo, luego del parto me hicieron un PET y se dieron cuenta de que el melanoma había agarrado el fémur y que estaba a punto de quebrarse. Tuvieron que operarme y ponerme una prótesis y, además, hacerme radioterapia”, narró a Cosas en marzo de 2017.
Al respecto, acotó que “Pedrito nació en una clínica y yo me tuve que ir a otra para empezar urgente con mi tratamiento, que ya lo tenía interrumpido hace meses y el cáncer había avanzado”.
Si bien retomó su tratamiento, igualmente pudo ver a su hijo al día siguiente del parto. “Pedimos permiso para ir a verlo, nos subimos al auto, yo llena de mangueras y todo, y lo vi. Después, no lo volví a ver durante una semana. Luego lo podía ver todos los días, siempre pude tocarlo, aunque estuviera en incubadora y unos días antes de Navidad me lo pude llevar a la casa. Llegó con una manguerita conectada a su nariz, pero le duró poco tiempo”, contó.
Actualmente, Pedrito Milagros tiene más de 2 años, y cumplirá 3 en octubre próximo.
