La coreógrafa colombiana, Kai Martínez, comentó la importancia de historias latinas en el cine y cómo fue el proceso del baile a la animación.

Este jueves debutó en cines chilenos Encanto, película animada de Disney que funciona como un homenaje a Colombia, su música y al realismo mágico de Gabriel García Márquez.

Pero, si se habla de la música latina, no se puede no hablar del baile, que también es importante a lo largo de la historia. Pero, ¿Cómo los animadores pudieron saber cómo hacer bailar a sus personajes?

Aunque no lo parezca, tras cada paso de baile, hubieron consultores y bailarines de referencia, entre ellos, la coreógrafa Kai Martínez.

Martínez fue llamada por el coreógrafo de referencia en animación Jamal Sims. “Para él, era muy importante que los movimientos fueran auténticamente colombianos y decidió llamarme”, cuenta a BiobioChile la bailarina.

“Fue un honor muy grande que me haya llamado, porque además de ser bailarina y coreógrafa, también soy colombiana. Soy de familia colombiana”, añade.

De acuerdo a Martínez, ella estaba junto a su familia cuando la invitaron a formar parte del proyecto. “Me puse a llorar, sabes que le conté a mi familia y también empezó a llorar por el orgullo, el honor”, narra.

El orgullo latino

Aunque Martínez está feliz de poder participar en una película que muestra sus raíces colombianas, asegura que aún queda camino por recorrer para representar en pantalla a la comunidad de Latinoamérica.

“En la cultura latina tenemos tantas, tantas historias para contar, tanta cultura que mostrar… pero siempre nos juntan en una sola cosa”, comenta.

“Todos somos latinos, pero de Chile hay mucho que aprender, hay muchas historias… Estoy muy orgullosa no sólo de ser colombiana y de ser parte de una película de mis raíces, pero no puedo esperar a ver otras historias de Latinoamérica que vengan a la pantalla”, afirma.

“Necesitamos historias con las que todos los latinos podamos identificarnos, pero también mostrarle a todo el mundo que los latinos somos generalmente gente muy apasionada, calurosa, encendida y con mucho sazón; pero también somos únicos y diferentes unos de otros”, añade.

Un lenguaje en común

Pero, ¿Cómo transformaron los pasos de baile de la vida real a la animación? De acuerdo a la coreógrafa, ese fue uno de los grandes desafíos al realizar Encanto.

“Pero hubo algo muy bonito, que fue que aprendí fue que con los animadores tenemos mucho en común. Ellos les prestan atención a cada detalle del movimiento del cuerpo humano. Y cuando digo cada detalle, es cada detalle”, señala entre risas.

“Desde un movimiento de hombros, una mueca con a boca, hasta como uno el pisa con el pie, todo eso ellos lo analizan y lo tienen en mente. A su vez, nosotros teníamos cada uno de esos movimientos de forma intencional”, explica.

“Después descubrimos que también nos guiábamos de la misma forma, con los efectos de sonido”, dice.

“Usualmente, nos referimos a algunos movimientos como ‘shu-shu-pu-puum’, hablamos así cuando estamos creando el movimiento”, trata de explicar entre risas.

“Y entonces nos dimos cuenta de que los animadores también usaban ese lenguaje, ahí todo se hizo mucho más fácil”, señala.

“Luego, a medida que nos llegaban las canciones y el storyboard, nos poníamos en el estudio de baile y empezamos crear el movimiento de todos los personajes”, explica.

“Tengo mucho respeto por el trabajo de los animadores, porque me sorprendió cómo ellos se demoran tanto tiempo el mover una una cosita, un dedo, una mano, y poder hacerlo en una forma efectiva para que se viera natural… para mí eso fue increíble”, cierra la bailarina.