Disney nos mostró que las princesas podían sufrir un poco, pero los finales siempre serían felices. Sin embargo, si lo traspasamos a la realidad, la actual realeza pasa por situaciones similares, aunque los desenlaces pueden ser más trágicos que felices.

Tal es la historia de Charlene de Mónaco, la ex nadadora olímpica que conquistó el corazón de un esquivo del compromiso, Alberto de Mónaco, quien la eligió como su esposa, luego de una larga vida de soltero rodeada de escándalos.

Pero la vida de esta princesa no ha sido color rosa como las historias de Disney, sino que sus reservadas apariciones -con una expresión seria- y el escándalo en la previa a su matrimonio han resultado en que se le denomine la “novia triste”, y posteriormente la “princesa triste”.

Pese a eso, ha logrado mantener su matrimonio por 8 años, a pesar de los constantes rumores de divorcio, que se acentuaron cuando a cumplieron 5 años, el plazo que habría estado estipulado en el contrato prenupcial que firmó la pareja.

Charlene, la fugitiva

El deporte fue lo que unió a Charlene con Alberto de Mónaco, ya que fue en el Encuentro Internacional de Natación de Montecarlo, en el año 2000, cuando el príncipe habría quedado encantado con la nadadora sudafricana a la que pidió una cita. Claro que ésta recién se concretó en 2006, destacó Hola.

Odd Andersen | AFP
Odd Andersen | AFP

Cuando aún era Charlene Wittstock, la nadadora se presentó en el Granx Prix Fórmula 1, por primera vez acompañando al Príncipe, revelando lo que hace mucho tiempo se rumoreaba: ella podía ser la mujer que lograría tener la relación estable que muchos querían para Alberto, conocido por ser un “Don Juan” hasta ese momento.

Desde esa aparición pública, la sudafricana pasó a formar parte de la familia Grimaldi, siendo parte de los múltiples eventos que realiza la casa real, citas en las que se le veía como si fuera la próxima Grace Kelly, pero también, la mujer que sería capaz de controlar al casanova de Mónaco.

Eric Gaillard | Pool | AFP
Eric Gaillard | Pool | AFP

Así fue como en junio de 2010 se anunció su compromiso con Alberto, declarando a Le Journal du Dimache que “la boda contribuirá a corregir la imagen estereotipada que se tiene de Mónaco, se conocerá mejor la identidad monegasca, sus valores económicos, sociales, culturales, humanitarios, deportivos y medioambientales”, marcando desde ya el tono que quería dar a su matrimonio.

La pareja, que tiene 20 años de diferencia, celebró su boda en julio de 2011, con una fiesta que convocó a miembros de las diversas casas reales de Europa y cercanos a la pareja, porque querían festejar a lo grande.

Pese a que todo debía ser felicidad, sólo unos días antes que se realizara el enlace, comenzaron los rumores que apuntaban a que Charlene quería escapar de su destino y, para eso, habría buscado diversas formas de salir del pequeño país para volver a su natal Sudáfrica.

La situación habría sido motivada por los rumores de infidelidad por parte del príncipe Alberto, a quien incluso se le atribuyó un hijo ilegítimo, que había nacido hace unas semanas, y un segundo, que habría sido engendrado un par de años antes, destaca El País.

Valery Hache | Pool | AFP
Valery Hache | Pool | AFP

De esta forma, la nadadora habría intentado escapar en tres ocasiones. La primera fue en París, donde se probó su vestido de novia creado por Giorgio Armani, momento en el que se habría refugiado en la embajada de su país, aunque fue obligada a regresar.

La segunda vez que habría intentado escapar, fue durante el Gran Premio de la Fórmula 1 de Montecarlo, aunque agentes de seguridad la detuvieron. Finalmente, la tercera ocasión fue sólo unas horas antes de la boda, cuando trató de escapar en helicóptero, momento en el que se le quitó su pasaporte,con el objetivo de que dejara de cometer estas “locuras”.

Aunque la prensa del momento daba por ciertos estos rumores, en una entrevista concedida por la pareja a Today, el programa de NBC -cadena de televisión americana-, ambos negaron que Charlene fuera la “novia fugitiva”, indicando que “¿Por qué íbamos a hacer el esfuerzo de invitar a nuestros más íntimos y queridos amigos a acompañarnos en una ceremonia que celebraríamos a regañadientes? Me resulta irrisorio”, destacó El País.

Por su parte, el príncipe señaló que creía que esos rumores “son parte de los celos, porque mucha gente nos tuvo envidia”, y añadió que “no les gustaba el hecho de que finalmente hayamos acabado juntos”.

Patrick Kovarik | AFP
Patrick Kovarik | AFP

En la entrevista también se abordó la comentada actitud de la pareja en su enlace, donde se pudo ver a Charlene con un aspecto triste en su rostro, lágrimas en sus ojos y esquivas sonrisas, por lo que se ganó el apodo de la “Novia Triste”. Mientras que a juicio de los espectadores, Alberto habría estado muy serio para ser un hombre que se casa con el amor de su vida.

Al respecto, el príncipe declaró que la opinión pública era injusta y, mirando a su mujer, señaló “creo que te presté atención y te sonreí varias veces. Quizás no lo suficiente para algunas personas”, tomándose con humor la situación. Ella, por su parte, aseguró que nunca se quiso fugar.

Sin embargo, otro punto también relevante en relación a su matrimonio, fue que tras el enlace, durante su luna de miel en Durban, la pareja se hospedó en hoteles diferentes.

Valery Hache | AFP
Valery Hache | AFP

Mientras Charlene disfrutaba de una estadía de ensueño con vistas increíbles a las afueras de Durban, su marido prefirió pasar la noche en un hotel Hilton del centro de la ciudad. Aunque se mencionó que era por razones prácticas, ya que había sostenido una reunión con miembros del Comité Olímpico en el mismo lugar, destaca El Mundo.

Charlene, la ausente

Luego de un bullado matrimonio y luna de miel, la pareja volvió a su vida normal, aunque 8 años después del enlace, su matrimonio y posición en la familia real continúan siendo cuestionados.

Según consigna diario El País, en 2017 el matrimonio a sus 6 años aún se veía más como una unión por interés que amor, recordando la declaración de la nadadora, quien, meses después de su enlace, sostuvo que necesitaba un periodo de adaptación y que sería una princesa a su manera.

Valery Hache | AFP
Valery Hache | AFP

La princesa, de 41 años, cambió completamente su vida para ser parte de la familia real monagesca. Se mudó a Montecarlo, se convirtió al catolicismo y dejó definitivamente la ropa deportiva para usar trajes de alta costura.

Ha sido un activo miembro de la familia real, pero se le ha cuestionado su precaria asistencia a compromisos públicos de la familia Grimaldi, quienes velan por su principado siendo la cara visible del “paraíso” para millonarios que buscan beneficios fiscales.

Aunque no todo ha sido triste para Charlene, en 2014 quedó embarazada y en diciembre del mismo año dio a luz a los mellizos Gabriella y Jacques, quienes han llegado a dar vida a la familia monagesca, que hace sólo unos días celebraba el enlace entre Charlotte Casiraghi, hija de la Carolina de Mónaco, con el productor de cine francés Dimitri Rassam.

Nogier | POOL | AFP
Nogier | POOL | AFP

El matrimonio continúa sorprendiendo, ya que pese a todo pronóstico, el pasado 1 de julio cumplieron 8 años juntos, cuando todo indicaba que a los 5 años se divorciarían, en concordancia con el acuerdo prenupcial que habría firmado la pareja y la actitud de ambos frente al público, donde no se han mostrado como una pareja muy compenetrada.

La princesa ha declarado que su marido “la apoya en todo lo que hace”, indicando en su anterior aniversario que “en siete años, he tenido dos hijos y he creado una fundación”, aludiendo a su papel como princesa monagesca, que a su juicio la ha hecho ser más consciente de lo que pasa alrededor.

En los pocos encuentros públicos que ha realizado durante todos estos años, se ha hecho una constante alusión a su seriedad, mientras está sola o con su marido, por lo que constantemente hay rumores en torno a la credibilidad de su amor.

Eric Gaillard | POOL | AFP
Eric Gaillard | POOL | AFP

Otra cosa que también ha llamado la atención son los visibles cambios físicos que ha tenido desde que era una joven nadadora olímpica.

Manteniendo la belleza que siempre la ha caracterizado, la princesa ha mostrado retoques en su rostro, dejando atrás su sonrisa imperfecta y luciendo una apariencia un poco diferente del que lucía en su juventud.

Por su parte, Alberto, quien ya tiene 61 años, se ha mantenido a su lado, disfrutando de sus pequeños mellizos de casi 5 años, pero también de sus dos hijos extramaritales, los que trató de ocultar por años, pero que finalmente reconoció.

Recordemos que sus hijos, Jazmín Grace Grimaldi y Éric Alexandre Stéphane Coste, nacieron antes que se casara con Charlene, pero no podrán acceder a ser herederos del Príncipe, ya que nacieron fuera del matrimonio.

Por tanto, el hijo menor de Charlene, será quien asuma el cargo de su padre, ya que acorde a la ley de la zona, al ser hombre pasa sobre su hermana Gabrielle, quien nació primero, por lo que la princesa lo podrá ver crecer y prepararse para tomar las riendas del principado.