La llegada del nuevo ‘bebé real’ del príncipe Harry y Meghan Markle, está pronosticada para fines de abril. Por lo mismo, hace meses que un equipo de trabajo se encuentra renovando la que será su nueva residencia en Frogmore Cottage, Windsor, y preparando todos los espacios necesarios para la llegada del pequeño o pequeña.

También se ha comentado que Meghan tiene un carácter complejo y que ha hecho muchas exigencias a sus empleados respecto a este tema, sin embargo, una vez que nazca el bebé, no será mucha la injerencia que tendrá en las decisiones respecto a él, al menos en términos estrictos de la realeza.

Lo anterior porque según dicta una antigua normativa de la Casa Real Británica, los padres no tienen la custodia legal de sus hijos, sino más bien la reina, en este caso, Isabel II.

Según la experta en temas de monarquía, Marlene Koenig, es Isabel quien tiene la custodia legal total de algunos miembros menores de la realeza, como los nietos.

“Esto se remonta al Rey Jorge I, quien gobernó a principios de 1700, y que instauró una ley que ha permanecido hasta hoy. Lo hizo porque tenía una relación muy mala con su hijo, el futuro Rey Jorge II, por lo que la aprobación de esta ley significaba que el rey era el guardián de sus nietos”, explicó Koenig al portal Town and Country Magazine.

Según dicta la historia, el Rey Jorge I declaró que el “derecho de supervisión del monarca se extendía a sus nietos y que estos sujetos de derecho ‘pertenecían’ a Su Majestad, incluso durante la vida de su padre”.

Un registro anual publicado en 1772 entra en mayor detalle y explica que esta pertenencia se extiende a varios ámbitos. De acuerdo al medio inglés Independent, en 1717 fueron diez los jueces que aprobaron la legalidad de esta normativa, considerando que era derecho del Rey “el cuidado del matrimonio y la educación de los hijos de la familia real”. Y en la propia historia podemos comprobar que efectivamente los reyes cuidaban a sus hijos y nietos, “sobre todo a aquellos que eran candidatos a heredar la corona”.

Por lo mismo, esta norma rige actualmente para los tres hijos del príncipe William y Kate Middleton: el príncipe George, la princesa Charlotte y el príncipe Louis. Eso sí, cabe señalar que su intervención sería más bien un asunto de formalidad, pues es poco probable que la Reina intervenga para dictar cómo se crían los bisnietos.

Si bien la ley indica que Isabel II tiene la custodia legal de sus nietos, incluyendo los hijos del duque y la duquesa de Cambridge, Koenig duda que alguna vez tenga que hacer valer esta norma. “Dudo que la reina interfiriera. Es más bien una formalidad. Creo que la reina ha dejado que sus hijos críen solos a los suyos”, comentó la experta en temas de realeza.

Vale señalar que en caso de fallecimiento de la Reina, la custodia legal de los niños de Cambridge y de cualquier otro nieto en el palacio pasaría a su abuelo, el príncipe Carlos, quien luego sería el rey.

Isabel II hizo valer esta regla

A diferencia de lo que comentó Koenig, respecto a que la Reina no interfiere en la actual crianza de sus bisnietos, sí intervino en el caso de sus nietos, en medio del quiebre de Diana de Gales y el príncipe Carlos.

En un artículo publicado en The Times el 5 de diciembre de 1993, citado por Marlene en su blog de asuntos reales, Royal Musings, el experto en monarquía constitucional Michael L. Nash señaló que la “Reina tiene la última palabra en relación a la custodia, educación e incluso en el derecho de residencia de los príncipes, aun cuando su padre esté con vida. En cuanto a su madre, la princesa de Gales, su opinión es una cuestión de discreción y negociación”.

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Algo que quedó en evidencia cuando Carlos y Diana querían viajar con sus hijos, ya que Isabel II debía autorizarlo. Y ya cuando ocurrió el tema del quiebre y el futuro divorcio del matrimonio, el tema se puso peor.

Resulta que al divorciarse, la custodia no se incluye en los documentos asociados a la disolución, puesto que las parejas nunca tuvieron la custodia legal de sus hijos.

Marlene señaló que en uno de los arrebatos de Diana, producto del estrés que vivía en ese entonces, ella amenazó con llevarse a sus hijos y mudarse a Australia, pero desde la Casa Real le recordaron rápidamente que ella no tenía ningún poder legal sobre ellos, por lo que no podía sacarlos del país sin el permiso de Su Majestad.

También se supo que cuando el divorcio entre ambos se hizo efectivo, los padres debieron arreglar los términos de custodia en privado. Y aunque la residencia principal de los dos príncipes fue con su madre, el acuerdo de divorcio no le dio a Diana “el cuidado y control” de sus dos hijos.

Otro punto importante es que en el testamento de Diana había una cláusula que decía: “Si alguno de mis hijos es menor de edad en la fecha que fallezca. Le pido a mi hermano, Earl Spencer, que sea el tutor de ese niño. Mi esposo consultará con mi madre sobre la educación y el bienestar de nuestros hijos”.

Pero como señalábamos anteriormente, esta cláusula no tuvo ninguna validez ya que Diana no tenía ningún derecho legal para decidir sobre la educación de sus hijos. Además, era bastante poco probable que la reina Isabel permitiera que lord Spencer fuera el tutor legal de sus nietos en caso de que Carlos o Diana murieran. Lo más seguro es que de haber quedado los príncipes huérfanos, hubieran sido criados por uno de los hijos menores de la Reina.

Cabe señalar que en el momento de la muerte de Diana, ella estaba un tanto distanciada de su madre y hermano, sin embargo, tras su fallecimiento, Carlos invitó constantemente a su exsuegra a pasar tiempo con sus nietos, aunque ella nunca tuvo un rol real en su educación.

Después de que el divorcio se hizo oficial, tanto Carlos como Diana tenían cerca de 40 días al año con sus hijos.