En Chile existen varias grandes cadenas de gimnasios y también algunos que surgieron como emprendimientos. Todos, sin excepción, están intentando sobrellevar la crisis sanitaria que los tiene a puertas cerradas. Como los clientes no van, no pagan la mensualidad.

Durante la penúltima semana de marzo la autoridad decretó el cierre de recintos como estos, ya que no califican como los de primera necesidad y podrían ser un foco de propagación de la pandemia del coronavirus. Sin ir más lejos, en la ciudad de Chillán hubo un gran brote en un local donde se practicaba CrossFit.

Pacific Fitness, una cadena con presencia en más de 40 comunas de Chile mediante franquicias, se encuentra completamente cerrada, al igual que la Asociación Cristiana de Jóvenes (Ymca).

La primera incluso está vendiendo algunas de sus máquinas para realizar ejercicios a través de su FanPage de Facebook, en donde decenas de socios preguntan por la posibilidad de que se les devuelva el dinero de los planes anuales.

“(…) Debido a la situación país, el congelamiento de un plan se podrá hacer presencialmente (al término de la crisis sanitaria) en forma retroactiva directamente en la Sucursal Franquiciada”, comunicó Pacific Fitness a sus clientes.

BioBioChile se contactó con el representante de una de las sucursales de Santiago, quien admitió que el panorama “es más que complejo e incierto”, sin querer profundizar en los acuerdos a los cuales han llegado con sus trabajadores.

En tanto, Ymca ha llamado abiertamente a sus socios a continuar con el pago de sus membresías; y a diario sube en sus redes sociales videos para que se ejerciten en casa.

La cadena de gimnasios Sportlife -consignó Diario Financiero- determinó dejar de cobrar las mensualidades. La firma es una de las más grandes del país, con más de 50 sedes y 1.000 trabajadores.

Como una forma de evitar la quiebra, y sostener la relación con los colaboradores, la empresa determinó acogerse a la Ley de Protección del Empleo, añadió el citado medio.

En plena pandemia, los gimnasios tienen fecha incierta de reapertura. Una vez que retornen al funcionamiento, la duda será qué ordenanzas deberán acatar por parte de la autoridad sanitaria, ya que se prevé que se les ponga límite de cantidad de personas por sala de entrenamiento.