Es un hecho que los jóvenes de hoy no se comportan de la misma forma en que lo hacían los jóvenes del ayer. Así lo demostró una investigación realizada por la consultora de selección Page Personnel, la que arrojó que los centennials duran como promedio un año y medio dentro de la primera experiencia laboral.

Según la consultora, el motivo que lleva a los jóvenes a desistir de su primer empleo va desde el no cumplimiento de las expectativas y una menor importancia al poder jerarquizado, hasta la nula proyección dentro de la empresa.

El estudio, publicado por El Mercurio, dio cuenta de que los jóvenes nacidos entre 1995 y 2010 consideran nuevos aspectos para evaluar su permanencia laboral.

Dentro de los motivos que los impulsan a permanecer dentro de una empresa, se destacó la flexibilidad horaria, las oportunidades de desarrollo a corto plazo y paquetes de beneficios que incluyan diversos incentivos. De esta manera las empresas lograrían fidelizar a sus trabajadores jóvenes para lograr una mayor permanencia.

Juan Francisco Luna, docente de la Universidad de Chile, sostuvo que las generaciones que no vivieron el proceso transitorio a la democracia tienen una menor valoración del poder y la autoridad. “Están menos dispuestos a validar iniquidades y relaciones jerarquizadas en el trabajo, que todavía son la norma en nuestro país”, consignó a el matutino.

Por otro lado, el director de Page Personnel, Ignacio Brain, dijo al matutino que lo idea es permanecer al menos dos años en el primer trabajo y que la inestabilidad laboral, o poca permanencia en los primeros empleos, puede generar suspicacia en los empleadores.

Lo cierto es que antes de la llegada de millennials y centennials, eran los Babybommers, junto con la Generación X, quienes representaban la fuerza laboral. Ambas generaciones eran reconocidas por su amor al trabajo y al esfuerzo, como también por su permanencia a largo plazo en los empleos, aspectos que hoy podrían considerarse obsoletos.

En la actualidad son otras las variables, más alineadas con la felicidad y la realización personal, las que son valoradas por la nueva fuerza laboral.