La crisis en Argentina golpeó al principal actor de la industria trasandina. Metalpar, fruto de un consorcio entre la empresa chilena Metalúrgica Paredes y la brasileña Marcopolo, anunció el cierre de sus puertas y el despido de los 600 trabajadores que cumplían funciones en la planta de Loma Hermosa, Buenos Aires.

Previamente, la firma de carrocerías de buses venía resintiendo el alza de las tasas de interés, y por ende el costo del crédito, del cual se nutre principalmente la compañia, al igual que otras empresas en el país vecino.

En 2018, para combatir las dificultades, ya habían despedido personal, lo que motivó a los actores del gremio a solicitarles facilidades al Gobierno -hasta ahora sin éxito- para reactivar la producción.

“Como dicen en la jerga, el colectivo se paga cortando boletos, por lo que si no conseguiste financiación, no podés renovar la unidad”, admitió a Infobae una fuente que le proveía a Metalpar. “Es un negocio con alta dependencia del crédito”, subrayó.

En su mejor momento, la empresa llegó a fabricar 12 carrocerías por día, pero ahora la compañía chilena se conformará con una producción menor mediante Metalsur, que produce buses de larga distancia en la Villa Gobernador Gálvez, en Rosario.

Eso sí, en dicha fabrica también han registrado problemas en el último año, la cual adquirieron en un 51% en 2012.