Las compañías extranjeras están sacando su dinero del país ante las crecientes tensiones geopolíticas. Ante esta situación, las autoridades chinas han renovado recientemente su promesa de una mayor apertura.

La inversión directa de los negocios extranjeros en China aumentó en 2023 en unos 33.000 millones de dólares en términos netos según una medición ofrecida por la Administración Estatal de Divisas (SAFE), la cifra más baja en los últimos 30 años, según la prensa económica.

Esa institución divulgó este domingo los pasivos de inversión directa en su balance de pagos -indicador que sigue la nueva inversión extranjera en el país, registrando los flujos monetarios conectados a entidades foráneas en China-, que, según Bloomberg, cayeron un 82% en términos interanuales y se situaron en su nivel más bajo desde 1993.

Datos publicados en enero por el Ministerio de Comercio que no incluyen las ganancias reinvertidas y son menos volátiles que las cifras de la SAFE, según economistas, apuntaban a una bajada del 8% interanual en la nueva inversión extranjera directa en China hasta su mínimo de los últimos tres años.

Las cifras de la SAFE también pueden reflejar cambios de tendencias en las cifras de beneficios de las empresas extranjeras o en el tamaño de sus negocios en China; según datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), los beneficios de las firmas industriales foráneas cayeron un 6,7% interanual en 2023.

Bloomberg apunta que la inversión, según los datos de la SAFE, cayó en el tercer trimestre por primera vez desde 1998 y, aunque experimentó una ligera recuperación para retomar el crecimiento en el cuarto final del año, los 17.500 millones de dólares registrados en ese período fueron un tercio menos que un año atrás.

Ese medio asegura que las compañías extranjeras están sacando su dinero del país ante las crecientes tensiones geopolíticas y los tipos de interés más altos en otros países que han ido elevándolos para combatir la inflación mientras China los rebajaba -menos, eso sí, de lo esperado por los analistas- para tratar de estimular la recuperación económica posterior al ‘cero covid’.

Dentro de las cifras recientemente publicadas al respecto destaca, en el aspecto positivo, la inversión de empresas alemanas en China, que alcanzó el año pasado casi 12.000 millones de euros, la cifra más alta de la serie histórica, según un estudio del Instituto Económico Alemán.

La baja demanda nacional e internacional, riesgos de deflación y estímulos insuficientes, junto con una crisis inmobiliaria que no ha tocado fondo y una falta de confianza en el seno del sector privado son algunas de las principales causas que esgrimen los analistas para explicar la coyuntura en la segunda mayor economía mundial.

Ante esta situación y ante la caída de la inversión extranjera, las autoridades chinas han renovado recientemente su promesa de una mayor apertura.

“Seguiremos expandiendo nuestra apertura institucional, recortando la lista negativa -de sectores restringidos- para la inversión extranjera y fomentando un entorno de negocios más orientado al mercado y basado en reglas que esté a la altura de los estándares internacionales para las empresas europeas y de todo el mundo”, prometió este fin de semana el ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, durante un discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania).