El presidente Sebastián Piñera, acompañado por los ministros de Hacienda, Felipe Larraín; y de Economía, Juan Andrés Fontaine, presentó el proyecto de ley de Portabilidad Financiera.

La iniciativa buscará facilitarle a las personas la portabilidad de sus cuentas corrientes, líneas de crédito, créditos automotrices, créditos de consumo y tarjetas de crédito de una institución financiera a otra en forma rápida y con menores costos.

“Es una tremenda oportunidad para que millones y millones de familias chilenas, con este sistema simple y rápido, puedan mejorar las condiciones de sus créditos, bajar las tasas de interés, tener un alivio a través de menores cuotas y, por lo tanto, mejorar su calidad de vida”, dijo el Mandatario.

La portabilidad permitirá el refinanciamiento con las mejores condiciones financieras de todo tipo de préstamos, incluyendo a los cerca de 1 millón de hogares que cuentan con un crédito hipotecario, a los 2,6 millones que tienen un crédito de consumo y los 200 mil que han adquirido un préstamo automotriz.

Prensa Presidencia
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Actualmente, en el caso de refinanciamiento de los créditos hipotecarios el deudor puede llegar a desembolsar más de $560 mil. Con este proyecto los costos pueden disminuir a $244 mil, y los tiempos de tramitación se reducirán de 75 a 30 días.

“Las personas van a poder cambiarse de banco con mucho mayor facilidad, menos trámites y menos costos”, agregó el Presidente.

Funcionamiento

El mecanismo contempla que la persona que quiera cambiarse de entidad, o refinanciar un crédito, deberá solicitar online un certificado de liquidación con la individualización y el detalle de todos sus productos.

Con ese documento podrá cotizar préstamos y productos en otras entidades crediticias.

Una vez elegida la nueva institución, el cliente deja firmada una solicitud de portabilidad financiera, con lo que comenzará de manera automática el proceso de cierre de los productos financieros y la apertura de los nuevos en la entidad a la cual ingresa.

Esta iniciativa beneficiará al 97% de la población adulta que tiene algún producto financiero, incluyendo 3,8 millones de cuentas vista, 4 millones de cuentas corrientes y 20 millones de tarjetas de crédito.