Una nueva investigación dirigida por biólogos de la Universidad de Bath, en el Reino Unido, señala que Charles Darwin se equivocó al entender la selección sexual, que son las características que explicarían por qué, por ejemplo, los pavos reales machos tienen colas tan extravagantes.

Según Darwin, estas características se dan para aumentar las posibilidades de que un individuo encuentre pareja y se reproduzca; Darwin distinguió cuidadosamente entre las armas, como los cuernos, las espuelas, los colmillos y el tamaño, que se utilizan para someter a los rivales, y los ornamentos, cuyo objetivo es seducir al sexo opuesto.

Proporciones desiguales entre los sexos

Según Tamas Szekely, profesor de Biodiversidad en el Centro Milner de Evolución de la Universidad de Bath y coautor de la investigación, Darwin pensó que los rasgos seleccionados sexualmente podían explicarse por la desigual proporción de sexos, es decir, cuando hay más machos que hembras en una población, o viceversa.

“Darwin razonó que un macho con menos hembras disponibles tendría que esforzarse más para conseguir una de ellas como pareja, y que esta competencia impulsaría la selección sexual”, aseguró Szekely.

No obstante, el nuevo estudio, publicado en la revista Evolution, señala que, sorprendentemente, la selección sexual es más pronunciada cuando las parejas sexuales son abundantes, lo que significa la necesidad de volver a examinar las presiones de selección que están en juego en las poblaciones animales que tienen proporciones de sexo desiguales.

La selección sexual es un concepto clave de la teoría de la evolución acuñado por Charles Darwin en su libro “El origen de las especies”.

Las proporciones de los sexos no tienen una explicación definitiva de por qué son como son, pero hay algunas teorías sobre su motivación. Entre los humanos, por ejemplo, el hecho de que la esperanza de vida de las mujeres sea de media un 5 % mayor que la de los hombres puede explicar por qué hay más mujeres adultas que hombres adultos. En otros mamíferos, esta diferencia es aún mayor, ya que las leonas viven hasta un 50 % más que los leones.

“A pesar de nuestro creciente conocimiento de las proporciones desiguales de los sexos, la idea de Darwin que relaciona las proporciones de los sexos con la selección sexual ha recibido poca atención por parte de los científicos“, escribió Szekely en The Conversation. “Nuestro estudio pretendía abordar esta cuestión reuniendo estas dos vertientes de la teoría evolutiva para revisar el argumento de Darwin”, añadió.

Dimorfismo sexual de tamaño

Los investigadores estudiaron en concreto la evolución de los grandes machos en diferentes especies, que a menudo son varias veces más grandes que sus homólogos femeninos, como sucede con machos babuinos, elefantes marinos y aves migratorias, entre otros. No obstante, a veces las hembras son más grandes que los machos, como ocurre con algunas especies de aves.

El término científico para designar cuando un sexo de una especie es más grande que el otro es “dimorfismo sexual de tamaño”. Según Szekely, la selección sexual puede crear a veces dimorfismo de tamaño, lo cual puede dar ventaja para ganar “la lotería evolutiva de la reproducción”.

Así, Szekely y su equipo analizaron 462 especies diferentes, entre ellas reptiles, mamíferos y aves, y encontraron una fuerte asociación entre el dimorfismo sexual del tamaño y la proporción de sexos, lo que justificaría las conjeturas de Darwin.

Sin embargo, la tendencia que encontraron fue opuesta a la predicha por Darwin, ya que la selección sexual más intensa, indicada por machos mucho más grandes que las hembras, se produjo en especies donde había muchas más hembras que machos, al contrario de lo que sugería Darwin.

EFE

“Mecanismo diferente al propuesto por Darwin”

Según los investigadores, este hallazgo no invalida las teorías de Darwin. “Nuestro hallazgo demuestra simplemente que un mecanismo diferente al propuesto por Darwin impulsa la competencia por el apareamiento en los animales que viven en poblaciones con distorsión de sexo”, explicó Szekely.

La suposición se basa en la idea de que la competencia más intensa por las parejas se produce cuando hay escasez de parejas para aparearse. Sin embargo, otras teorías más recientes señalan que esta lógica es errónea y que, de hecho, la selección sexual es un sistema en el que “el ganador se lo lleva todo”.

“Esto significa que cuando hay muchas parejas potenciales en la población, un macho importante, en nuestro estudio el más grande y pesado, recibe una recompensa desproporcionadamente alta, fecundando a un gran número de hembras a expensas de los machos más pequeños, que pueden no reproducirse en absoluto”, dice Szekely.

El biólogo agrega que hacen falta más estudios que ayuden a entender cómo los machos y las hembras buscan nuevas parejas en las poblaciones con predominio de machos y hembras, y en qué circunstancias los adornos, el armamento y el puro tamaño son especialmente útiles.

Estudio científico
Este artículo se basa en un estudio científico que puede ser sometido a nuevas pruebas para ser validado o descartado. Sus resultados NO deben considerarse concluyentes.