Víctor Pinto, académico de la Universidad de Santiago (USACH), explica que estamos presenciando un nuevo ciclo normal del sol que ocurre cada 11 años y entrando en su etapa más activa con geotormentas de mayor intensidad.

El físico espacial y académico de la Universidad de Santiago, Víctor Pinto, llamó a la tranquilidad sobre las noticias que circulan por eventuales cortes de energía eléctrica o caídas prolongadas de Internet a causa de las tormentas geomagnéticas que afectan a la Tierra.

“Los científicos no podemos descartar nada porque siempre hay una probabilidad pequeña de que ocurran fenómenos de proporciones, pero no todas estas geotormentas son mega eventos o extremas”, sostuvo.

Pinto explicó que el ciclo solar es normal y dura 11 años, allí la estrella llega a una actividad máxima y luego vuelve a retomar una baja actividad.

¿Qué son las tormentas geomagnéticas del Sol?

Dentro de dichos ciclos ocurren las tormentas geomagnéticas, que son descargas de energía en exceso que envía el Sol a la Tierra y que al interactuar con nuestro planeta pueden tener ciertos efectos como: auroras boreales que se tornan más brillantes; imprecisiones en las medidas de GPS o, en casos muy extremos, algún daño en algún equipo electrónico de satélites.

“Cuando el ciclo solar se acerca a su máximo, como ocurre en la actualidad, comienzan a haber más geotormentas y de mayor intensidad, e irremediablemente nos comenzamos a preguntar cuál va a ser la más grande y qué tan intensa va a ser”, destaca.

Pinto comenta que hay distintos niveles de efectos probables. Entre ellas, que las auroras boreales se vean en lugares donde tradicionalmente no se aprecian, o pérdidas de precisión en los GPS. “Aunque ha habido efectos de mayor envergadura, como en 2022 durante el lanzamiento de satélites de Starlink que perdió una flota completa de estos”, recuerda.

En 1989 otra tormenta geomagnética mayor hizo que una central hidroeléctrica en Quebec se sobrecargara y dejó a un cuarto de Estados Unidos sin luz por algunas horas. Una eventualidad de ese calibre, si ocurriera de nuevo, se amplificaría porque hoy todo es tecnología”, expresa el docente.

Añade que generalmente se cita el evento de Carrington de 1859 cuando las líneas de telégrafo se quemaron y reportes de la época afirmaban que las auroras boreales se vieron hasta en Santiago.

Sin embargo, el académico de la USACH llama a la calma porque tras los últimos máximos solares “no pasó nada, salvo afectaciones mínimas del Internet. Lo lógico es suponer que ahora tampoco, más allá que durante fines de 2023 y 2024, habrá geotormentas muy fuertes”, concluyó.