La agencia espacial de Japón se congratuló este domingo de la llegada de muestras de un asteroide a la Tierra, recolectadas por la sonda espacial Hayabusa-2 durante una misión sin precedentes.

Una cápsula que contenía las preciosas muestras, tomadas en un asteroide lejano, llegó a la Tierra después de ser arrojada por la sonda.

Los científicos esperan que las muestras, un máximo de 0,1 gramos de material, puedan ayudar a arrojar luz sobre el origen de la vida y la formación del universo.

“Después de seis años de viajes espaciales, la caja de los tesoros pudo aterrizar en Woomera, Australia, esta mañana”, dijo Yuichi Tsuda, el responsable del proyecto Databus-2, en una conferencia de prensa.

La cápsula que transportaba muestras entró en la atmósfera poco antes de las 02h30 hora de Japón (14:30 del sábado en Chile).

Al entrar creó una bola de fuego, similar a una estrella fugaz, en su camino hacia el lugar de aterrizaje en Australia.

Unas horas más tarde, la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) confirmó que las muestras habían sido recuperadas, con la ayuda de las balizas emitidas por la cápsula cuando cayó en picado a la Tierra después de separarse de Hayabusa-2 el sábado

La sonda, del tamaño de una nevera, estaba a aproximadamente 220.000 kilómetros de distancia.

“La cápsula aterrizó en forma perfecta y la sonda se está moviendo hacia otra misión”, dijo Tsuda.

La cápsula, recuperada en el desierto del sur de Australia, estará ahora en manos de científicos que realizarán un análisis inicial, incluida la verificación de posibles emisiones de gas.

Luego se enviará a Japón.

Megan Clark, la jefa de la Agencia Espacial Australiana, se congratuló del “maravilloso logro”.

“2020 ha sido un año difícil en todo el mundo”, pero el Hayabusa-2 ayudó a “renovar nuestra fe en el mundo, y nuestra confianza y aprecio” por la ciencia del universo exterior, dijo.

¿Muestras con material orgánico?

Las muestras fueron recolectadas por Hayabusa-2, que se lanzó en 2014, desde el asteroide Ryugu, a unos 300 millones de kilómetros de la Tierra.

En este asteroide, la sonda recolectó tanto polvo de la superficie como material de debajo de la superficie, agitado al disparar un “impactador” en el asteroide.

Se cree que el material no ha cambiado desde el momento en que se formó el universo.

Los cuerpos celestes más grandes, como la Tierra sufrieron cambios radicales que modificaron la composición de los materiales en su superficie y debajo de ella.

Pero “cuando se trata de planetas o asteroides más pequeños, estas sustancias no se derritieron y, por lo tanto, se cree que las sustancias de hace 4.600 millones de años todavía están allí”, dijo a la prensa el director de la misión Hayabusa-2, Makoto Yoshikawa, antes de que llegara la cápsula.

Los científicos están especialmente interesados en descubrir si las muestras contienen materia orgánica, que podría haber ayudado a crear la vida en la Tierra.

“Todavía no conocemos el origen de la vida en la Tierra y, a través de esta misión Hayabusa-2, si somos capaces de estudiar y comprender estos materiales orgánicos de Ryugu, podría ser que fueran la fuente de vida en la Tierra”, dijo Yoshikawa.

“Nunca antes habíamos tenido materiales como estos (…) el agua y las materias orgánicas serán objeto de investigación, por lo que esta es una oportunidad muy valiosa”, dijo por su parte Motoo Ito, investigador principal de la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología Marino-Terrestre.

La mitad de las muestras de Hayabusa-2 se compartirán entre la JAXA, la agencia espacial estadounidense NASA y otras organizaciones internacionales.

El resto se mantendrá para estudios futuros a medida que se realicen avances en la tecnología analítica.

Más trabajo para Hayabusa-2

Hayabusa-2 comenzará ahora una misión hacia dos nuevos asteroides.

Completará una serie de órbitas alrededor del sol durante unos seis años, antes de acercarse al primero de los asteroides, llamado 2001 CC21, en julio de 2026.

La sonda no se acercará tanto como a Ryugu, pero los científicos esperan que pueda fotografiar CC21 y que el sobrevuelo ayude a desarrollar conocimientos sobre cómo proteger la Tierra contra el impacto de un asteroide.

Luego, Hayabusa-2 se dirigirá hacia su objetivo principal, 1998 KY26, un asteroide en forma de bola con un diámetro de solo 30 metros.