Bárbara Rojas-Ayala. Ese es el nombre de la astrónoma chilena que trabaja en un importante proyecto de la Administración Nacional de la Aeronáuta y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), organismo estadounidense reconocido por los avances astronómicos que ha logrado a través de los años.

La especialista nacional, doctora en astronomía de Cornell University y docente de la Universidad Andrés Bello, está analizando los astros conocidos como enanas rojas, con el objetivo de encontrar un planeta con características similares a la Tierra. Esto, en el marco de la misión espacial TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite) de la empresa Space-X.

Las enanas rojas tienen una apariencia de esferas opacas que, en general, orbitan en otro astro que impide visualizarla simplemente, a pesar de los instrumentos astronòmicos, debido a los niveles de luminosidad.

Facebook | Bárbara Rojas-Ayala
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El estudio de estos cuerpos celestes es trascendental en la ciencia debido a que, a través de estos, es posible encontrar otros que están más esconocidos y que podrían resultar susceptibles de parecerse a nuestro planeta. ¿Cómo? A través del estudio de la luz que emiten y la detección de los movimientos en el espacio.

“Los planetas que rodean a las estrellas son más pequeños que elas, por esto al orbitarlas van cubriendo parte de su superficie (produciendo una especie de eclipse) y eso hce que nos lleguen menos fotones. Monitoreando el decaimiento de su luminosidad encontramos nuevos planetas”, explicó la experta al diario de circulación nacional Las Últimas Noticias.

Añadió que, además, las detectan identificando “el baile de la estrella alrededor del centro de masa, porque ese movimiento se produce cuando tiene un planeta orbitándola”.

Captura | dinosaurpictures.org
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Según especificó Rojas-Ayala, es probable que gran parte de las enanas rojas que ocupan algún lugar del Universo tengan en su órbita un planeta rocoso y, algunos de estos, podrían tener características de habitables hasta el punto de presentar agua líquida.

Eso sí, aclara que estas condiciones no son suficientes para asegurar que haya vida, pues las “enanas rojas podrían parecer inofensivas, la verdad es que son súper activas, tienen erupciones estelares”, explica la astrónoma. Esto implica que periódicamente emitan altas cantidades de radiación que afectan a los astros más cercanos.

Se estima que en la Vía Láctea hay cerca de 250 mil estrellas, de las que un 70% sería enana roja. Con esto, la experta sentencia que “se pensaba que un planeta como la Tierra se podría encontrar en una estrella como el Sol y, en verdad, nosotros estamos encontrando más planetas similares al nuestro alrededor de las enanas rojas”.