Este jueves el Ministerio de Salud confirmó que una persona chilena que viajaba en el crucero “Diamond Princess”, atracado en cuarentena en Japón, contrajo el coronavirus.

“Se trata de una persona de 45 años, quien durante el fin de semana presentó un cuadro de infección respiratoria aguda con fiebre alta y dolores musculares”, dijo en un comunicado oficial Minsal.

La nota agrega que tras el resultado positivo del examen de confirmación diagnóstica, esta persona “fue derivada hasta un hospital en Tokio, Japón, donde se encuentra en buenas condiciones generales, recuperándose de un cuadro de neumonía, según lo reportado por la autoridad local”.

Durante esta jornada, las autoridades japonesas confirmaron que otras 13 personas confinadas en el crucero “Diamond Princess” dieron positivo al coronavirus, lo que elevó el número de personas infectadas en el buque a 634, el mayor número de contagiados en un solo lugar fuera de China, donde han muerto 2.118 personas y más de 74.500 han sido infectadas por el virus COVID-19.

Por su parte, la Comisión Nacional de Salud de China anunció 114 nuevos muertos en la nación asiática en 24 horas, lo que eleva el total a 2.118 fallecimientos en todo el país (sin contar Hong Kong y Macao).

Esta crisis sanitaria ha llevado a la comunidad científica a comenzar a trabajar en una vacuna que permita cnotrarrestar el virus, siendo un grupo de investigadores del Imperial College de Londres uno de los primeros en estar haciendo pruebas al respecto, con la esperanza de tenerla disponible para finales de año.

“Acabamos de inyectar la vacuna que hemos generado a partir de bacterias en ratones y esperamos poder en las próximas semanas determinar la reacción en esos ratones, en su sangre, su respuesta en términos de anticuerpos contra el coronavirus”, explicó Paul McKay.

El equipo del Imperial College espera ser el primero en llevar a cabo ensayos clínicos en humanos y conseguir una vacuna efectiva. Para ello, estos investigadores confían en sus estudios previos sobre el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), que comenzó hace dos décadas.

“Una vez que se complete la primera fase de los ensayos, que puede llevar varios meses, podemos probar inmediatamente la eficacia de la vacuna en las personas, lo que también llevará unos meses. Así que tal vez para finales de año habrá una vacuna viable que pueda ser usada en humanos”, añadió.

Cabe señalar que encontrar una vacuna contra este tipo de virus es un proceso laborioso que suele llevar varios años, ya que se debe demostrar que la vacuna es segura y eficaz antes de que pueda ser producida masivamente.

Es una “carrera de colaboración”, afirmó sin embargo McKay, asegurando que existe un “intercambio de información”.

“Los chinos, tan pronto como secuenciaron el genoma, lo compartieron libremente con todos, por lo que el lado competitivo probablemente no es exacto. Yo diría que es una carrera de colaboración”, subrayó el investigador.

Mapeo 3D de la parte del virus que infecta las células humanas

En paralelo, un equipo de científicos estadounidenses de la Universidad de Texas en Austin y de los Institutos Nacionales de Salud ha creado el primer mapa 3D a escala atómica de la parte del nuevo coronavirus que infecta las células humanas, una etapa clave para el desarrollo de una vacuna y de tratamientos.

Los investigadores recurrieron a una tecnología llamada criomicroscopía electrónica, premiada con el Nobel de Química en 2017, para mapear la parte del virus que se adhiere a las células, unas puntas llamadas proteínas de espícula.

“La punta es el antígeno que quisiéramos introducir en los humanos para provocar de manera preventiva la producción de anticuerpos por el sistema inmunitario, de manera que esté listo a responder a un ataque cuando llegue el verdadero virus”, explica a la AFP Jason McLellan, el científico que dirigió el estudio.

Su equipo y él llevaban años estudiando otros virus de la misma familia que el COVID-19 surgido en China.

Aprovechando esa experiencia previa y a partir del genoma publicado por China al principio de la epidemia, los investigadores estadounidenses crearon una versión estable de las puntas del virus en su laboratorio. Su estructura molecular está ahora disponible para los científicos de todo el mundo.

“Es una hermosa y nítida estructura de una de las proteínas más importantes del coronavirus, un verdadero avance para entender cómo el coronavirus encuentra y penetra en las células”, comenta el virólogo Benjamin Neuman, de la Texas A&M University-Texarkana, que no participó en el trabajo.

El mapa ayudará a los investigadores a entender cómo se esconde el virus y cómo neutralizarlo, y les dará pistas para elaborar medicamentos antivirales y una vacuna.