De los 20 miembros del Grupo de los 20 reunidos en Osaka -Japón-, 19 estaban tan asustados que en su declaración final no se atrevieron ni siquiera a mencionar la palabra “proteccionismo”, para referirse a la depresión económica mundial, pues Donald Trump -que estaba allí- podría hacer alguna de las cosas que hace cuando se enoja.

En realidad esta cumbre de las 20 principales economías del mundo, concluyó en una declaración florida pero más bien insulsa, reiterando los buenos deseos de libre comercio, colaboración internacional y solución de conflictos a través de la Organización Mundial de Comercio.

Pero, compensando la inanidad de esa cumbre, las conversaciones privadas y paralelas sí que produjeron efectos importantes. El temible presidente Donald Trump se reunió con sus más íntimos enemigos y colegas: el ruso Vladimir Putin y el chino Xi Jinping.

En su reunión, Putin y Trump mantuvieron un tono francamente amistoso, coherente con el resultado de los dos años de investigación sobre una supuesta conspiración rusa para influir en la elección presidencial de EEUU de 2016. El famoso informe del fiscal Robert Mueller finalmente admitió que no existían pruebas de una conspiración rusa.

Por ello, en tono picaresco, Trump de dijo a Putin en Osaka: “amigo mío, no se le ocurra manipular las próximas elecciones de Estados Unidos”. Y ambos se rieron, sabiendo muy bien que son los gobernantes de las dos potencias militares más poderosas de nuestro planeta.

Nadie sabe qué hablaron. Pero todos saben que entre Putin y Trump, más que entre el Kremlin y Washington, se están gestando algunos acuerdos muy secretos.

Luego vino la tan esperada reunión de Trump con Xi Linping, que tras 80 minutos de conversación, culminó con el anuncio de que Washington no aplicará sus anunciadas nuevas terribles sanciones comerciales contra China, que llegarían hasta 350 mil millones de dólares, y, lo más inesperado es que Trump anunció también que levantará desde ya la prohibición de que empresas estadounidenses vendan componentes electrónicos a la gigante china Huawei.

Por supuesto, esas noticias produjeron sensación de alivio, aunque hasta ahora no se ha advertido aquel repunte bursátil que siempre acompaña al optimismo de los inversionistas. De hecho, la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, reiteró que las perspectivas económicas mundiales no son optimistas y que hay todavía grandes dificultades políticas y económicas a nivel mundial.

La sensación generalizada parece ser que ya el futuro mundial no está dependiendo de acuerdos multilaterales, y que ahora en cambio, depende en realidad de acuerdos bilaterales. Entre Rusia y Estados Unidos en asuntos militares, y entre China y Estados Unidos, en el tema económico.

Escucha a continuación la columna completa: