El viernes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inició la guerra comercial con China disparando una andanada de 35 mil millones de dólares en impuestos de internación de productos procedentes del gigante oriental.

A eso, el presidente chino respondió con un paquete equivalente de impuestos a los productos de Estados Unidos. Trump muy molesto replicó que si China quiere seguir replicando, él puede aumentar de una plumada sus sanciones comerciales hasta más de 550 mil millones de dólares. A eso China no ha dicho nada.

Los analistas de estrategia mundial no están seguros del curso y la gravedad que alcanzará la guerra económica entre China y Estados Unidos, que son las principales economías del mundo, pero todos coinciden en que China no tiene prisa y responderá, al menos por ahora, sin tomar iniciativas de ataque.

Simultáneamente la Unión Europea y China están estudiando la formación de un frente defensivo que neutralice el proteccionismo de Estados Unidos. El violento anuncio de Washington de impedir que algún país del mundo pueda seguir comprándole petroleo a Irán, de inmediato provocó reacciones mundiales que, según los principales analistas económicos, hacen temer que estados unidos caiga en una nueva recesión que puede ser peor que la de 2008 y que arrastraría a muchas otras naciones.

Así, de acuerdo a las crudas cifras y los hechos netos de este momento, lo que se perfila es un descalabro importante de la estrategia de Washington para mantener su predominio en el concierto de las naciones.

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