Este sábado 26 de junio, a partir de las 20:00 horas, Los Jaivas presentarán un concierto vía streaming desde el Desierto de San Pedro de Atacama, en lo que desde ya definen como un reencuentro con el público y una forma de exorcizar los pesares pandémicos del último año.

“Aburridos, con poca plata, con puras tragedias, muertos todos los días, contagios, restricciones… Esperemos que esto se arregle luego porque no sé cuánto más podremos durar con este sistema, absolutamente agotante, estresable, terrible. Hay gente que no ha podido trabajar en muchos meses”, comenta Mario Mutis a BioBioChile, fundador del grupo.

Desde el inicio de la crisis sanitaria, el freno para el colectivo fue total: giras, aniversarios, los proyectos de su fundación se paralizaron casi por completo. La coyuntura los llevó a abrazar el formato streaming (a regañadientes), y a adaptarse a las nuevas tecnologías telemáticas. Por ejemplo, su alianza con School of Rock, instancia enfocada al público juvenil, pasó de las clases presenciales a las digitales, aunque adquiriendo esta vez un cariz geográficamente integrador.

En este contexto, un tema de preocupación para los integrantes ha sido la desprotección del gremio de parte del Ministerio de las Culturas, que recién este mes anunció un fondo dedicado netamente a la actividad musical.

“La desprotección del mundo que trabaja en los escenarios ha sido terrible: no hemos podio trabajar. La gente que trabaja en el ballet, las danzas, detrás del escenario”, remcarca.

“Conozco muchos técnicos o músicos que están haciendo clases telemáticas, que montaron una verdulería, que están trabajando en los Uber, y no en lo que trabajaban o en lo que se han dedicado toda su vida. Ha sido pésimo, porque me imagino que en otros rubros también ha pasado algo similar”.

Concierto gratuito y benéfico

El recital de Los Jaivas, auspiciado por MACH, tendrá por lo mismo un cariz benéfico: la idea es recaudar donaciones para la Fundación Kodea a través de la misma aplicación, con el finde de fomentar la inclusión digital de los estudiantes de las zonas más remotas del país.

Antes y durante el show, el público podrá donar montos de $2.000, $3.000 y $5.000.

“San Pedro es un sitio milenario, virgen, natural, indómito. No ha perdido su identidad, a pesar de la invasión humana; y tiene una relación directa con el universo estelar. Uno en la noche puede ver cosas que en pocos lugares se pueden ver; tiene un aura mágica”, resume el bajista sobre el escenario que albergó el concierto.

Tal como se aprecia en uno de los adelantos, la banda trasladó todos su equipos a la zona, donde el registro repasará algunas de sus canciones más insignes. “El streaming es un formato que ha sido una obligación y una salvación… No hay alternativa”, lamenta Mutis.

“Es como un sucedáneo. Como cuando uno quiere un café y te dan un sucedáneo del café… Se parece al café, pero no es lo mismo. Tocar en streaming es como tocar en el aire: no hay público, no hay reacción, ni interacción con la gente. Uno no tiene idea si alguien está mirando, si hay una o tres mil personas, si te están escuchando bien, es un misterio. Es como estar tocando ante una pared… Fome para los músicos”, resume sobre el formato.

La lista de canciones, asegura, estará directamente relacionada con el entorno natural que compartirán con la audiencia: “Tiene que ver con los instrumentos, los tipos de música, los ritmos. Nos hicimos responsables del lugar en el que estamos tocando. Y del tipo de personas que te van a ver: personas que tienen acceso a este tipo de tecnologías, porque hay mucha gente en Chile que no tiene acceso a internet. Uno tiene que estar consciente de a quién le está dirigiendo este trabajo musical”.

En esa línea, uno de los proyectos que mantienen ocupados a Los Jaivas es la planificación del aniversario de sus 60 años. Acostumbrados a celebraciones masivas, gratuitas y en grande, el colectivo está al tanto de las expectativas que pesan al respecto.

“Cada vez es más difícil porque cumplimos más años y hay que ir renovándose y presentando más cosas. Nos dimos cuenta que nos queda poco para cumplir 60, porque nadie se imagina eso. Ni Tutankamón”, bromea.

“Tenemos ganas de hacer muchas cosas, pero eso también depende de que termine la pandemia, porque no se puede empezar a trabajar: comprometer gente, hacer cosas, reuniones; es difícil la conversación a través de la pantalla solamente. Pero tenemos varias y estamos preocupados de ese tema. Hemos hecho varias actividades para los aniversarios. Hicimos una exposición en el Museo Bellas Artes cuando cumplimos 50; un convierto masivo para los 55 en el Arena. Y para los 60, no podemos desteñir. Estamos todavía pensando, buscando”.