Un inesperado aumento en sus ventas ha experimentado la Constitución Política para la República, según han reconocido distintas librerías de la región Metropolitana.

Lejos de ser un best seller, por estos días la Carta Magna ha logrado una importante notoriedad en las ventas de libros.

Según publica este martes El Mercurio, el texto se ha transformado en uno de los más requeridos en las distintas librerías, convirtiéndose incluso en el segundo libro más vendido de librería Antártica.

Según señaló al matutino el encargado de Negocios Electrónicos de esa librería, Carlos Anabalón, el nivel de ventas está por sobre los tres dígitos.

En ese sentido, el jefe de local de Antártica del Mall Alto Las Condes, Jorge Gálvez, aseguró que existe un interés transversal por adquirirlo.

“Vienen todo tipo de personas a comprarlo, jóvenes, hombres de edad, mujeres, hartos papás que empiezan a leerlo con sus hijos jóvenes”, indicó.

Incluso, en algunos locales como Bros Librerías, que tiene sucursales en Vitacura, Providencia y Las Condes, el considerable aumento en las ventas llevó a que quedaran sin stock.

El fenómeno de ventas llegó incluso a locales especializados, como la Editorial Jurídica de Chile, donde la edición popular de 119 páginas se vende a $4.200.

Si bien es una librería especializada en abogados y estudiantes de derecho, de todas maneras a diario están vendiendo unos cien textos, según reconoció Mauricio Alarcón.

De todas maneras, es posible acceder al texto de la Constitución en los portales web oficiales de la Cámara de Diputados y del Senado, además de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.

Recordemos que la actual Constitución, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet, ha tenido más de 200 modificaciones en más de 40 artículos desde su entrada en vigencia en 1980.

El texto no reconoce, sin embargo, la responsabilidad del Estado de ofrecer como un derecho la educación y la salud, dos de las exigencias de los millones de chilenos que están en las calles manifestándose desde el pasado 18 de octubre.

Asimismo, la Constitución actual no establece mecanismos para poder reemplazarla, tampoco le entrega al presidente la posibilidad de llamar a un plebiscito, un mecanismo reservado solo para casos cuando haya diferencias graves con el Parlamento.

Pocos días después de que Piñera asumiera la presidencia, el 11 de marzo del año pasado, su gobierno anunció que no permitiría avanzar un proyecto de ley que Michelle Bachelet había enviado al Congreso para modificar la Constitución. El proyecto consagraba la inviolabilidad de los derechos humanos, el derecho a la salud y educación, y la igualdad salarial entre hombres y mujeres.

Después de tres semanas de protestas, el mandatario decidió dar un giro y afirmó que su propuesta constitucional debe ser “discutida” junto al proyecto de ley de Bachelet y con otras que puedan surgir.

Mientras tanto, en las calles crece el clamor para realizar un proceso constituyente mediante el cual se reemplace la vigente Constitución promulgada en 1980 por Pinochet, y no sólo reformas como ha planteado Piñera. La demanda es apoyada por los partidos de oposición para descomprimir esta crisis que ya se ha cobrado 20 muertos.