El libro de Matías Rivas Aylwin sobre su abuelo Andrés Aylwin nos lleva a comprender la esencia del actuar de este abogado defensor de los Derechos Humanos, basado en fuertes convicciones y valores intransables.

El libro está estructurado en cuatro secciones: Un rescate en pleno Golpe de Estado; Traidores; Defensor de terroristas y Un libro inconcluso.

Un rescate en pleno Golpe de Estado

La primera, Un rescate en pleno Golpe de Estado, relata cómo Andrés Aylwin logra que Jacques Chonchol, exministro de Allende, logre asilarse y la famosa Declaración de los 13. La carta de 13 destacados militantes democratacristianos que se opusieron al Golpe de Estado.

“Frente a la crisis que vive Chile no existen soluciones fáciles ni milagros. Ni menos se puede pensar que la destrucción y el asesinato de la democracia puedan ser el camino para salvar a la democracia”, escribió en La Tercera de la Hora, el 6 de julio de 1973. (pp 16)

Aylwin y Chonchol se conocieron en la universidad, y fueron juntos en una lista de la Falange a la FECH (Federación de Estudiantes de la universidad de Chile), elección que perdieron. Desde ahí fueron grandes amigos, incluso cuando Chonchol se fue al MAPU, cuando se escindió de la Democracia Cristiana. Una amistad que continuó a pesar de la enfática oposición de Andrés Aylwin a la Unidad Popular.

Traidores

Traidores aborda su relación con los familiares de los detenidos desaparecidos de Paine (su circunscripción como parlamentario) y su involucramiento, no sólo como abogado, en la defensa de los Derechos Humanos y la redacción, junto a otros destacados abogados, de un informe sobre la situación de éstos para entregarlo en el “Sexto Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la organización de Estados Americanos (OEA)”, que se realizó en Santiago en 1976.

Su experiencia de casi tres años -junto a la de sus colegas- son de un país donde se secuestra, se tortura, asesina y se hacen desaparecer personas. Un país donde no hay libertad de prensa, entre otras tantas, y donde la justicia es cómplice del régimen.

“En sus alegatos le tocó enfrentar el desprecio de ministros de Corte que dormían o roncaban mientras los hijos de los desaparecidos lloraban en la sala, desconsolados ante la posibilidad de no volver a ver a sus padres.” (pp 76)

El documento, redactado por Andrés Aylwin junto a Eugenio Velasco, Héctor Valenzuela, Fernando Guzmán y Jaime Castillo Velasco, con asesoría de Roberto Garretón, lo entregan e influye en en informe de la comisión Interamericana de Derechos Humanos.

La reacción del Gobierno, de Jaime Guzmán, Sergio Diez y el colegio de Abogados, entre otros, más los ataques desde la prensa, son devastadores. Pero no entran en el fondo, en la realidad denunciada.

Defensor de terroristas

Este capítulo entra en el tema más complejo de la vida de Andrés Aylwin: su defensa decidida de los presos políticos durante el gobierno de su hermano, Patricio Aylwin, recién recuperada la democracia. Una defensa que se basa en su larga experiencia y conocimiento de ellos, de sus historias, de sus familias y de lo han sufrido. Y, en especial, en sus sólidos valores.

Andrés Aylwin no pone el foco en ideologías políticas, en militancias. Su prioridad son las personas, sus derechos. El respeto de la dignidad.

Esta actitud le significarán ataques agresivos, cínicos (como los de Jaime Guzmán), algunos cargados de odio. También la incomprensión de diversos partidarios del Gobierno, escudados en un temprano pragmatismo.

Un libro inconcluso

Esta sección, muy breve, hace mención de su retiro del parlamento y de la vida política justo cuando el dictador Augusto Pinochet asume como senador vitalicio. Su dedicación a la familia -luego de tantos años dedicados a los DDHH- y el deseo de escribir una novela, que derivan en el libro Simplemente lo que viví. En él relata sus vivencias en los 17 años de dictadura.

CNN (c)

Yo no soy un Quijote. El legado vivo de Andrés Aylwin Azócar.

El libro, de manera directa y clara, plantea los valores profundos que llevaron a Andrés Aylwin a defender los DDHH y a los presos políticos. Valores que no le impidieron -o quizás justamente por ellos- ser un claro opositor a la Unidad Popular y a la dictadura.

“Para él, los fines y los medios están integrados: si el medio no es coherente con el fin, entonces el medio está equivocado.” (pp 133)

Valores que ponían en primer lugar a las personas, no las ideologías. Por ello, no es raro escuchar testimonios sobre él como el siguiente:

“Una quisiera que hubiera personas eternas. Don Andrés no le negaba nada a nadie; cuando todos andaban escondidos, arrancados, él no.” Flor Lazo, familiar de tres detenidos desaparecidos. (pp 174)

Un libro muy necesario en tiempos de convulsiones e incertidumbres. Un libro sobre un Humanista, con mayúsculas.

Portada de Yo no soy un Quijote, Editorial Catalonia (c)

Yo no soy un Quijote. El legado vivo de Andrés Aylwin Azócar.

Matías Rivas Aylwin
Editorial Catalonia

Santiago de Chile, octubre de 2021