El compositor, cantante, músico, escritor, pintor y guionista de documentales siciliano murió en el pequeño pueblo de Milo, Sicilia, a los 76 años.

Franco Battiato fue un compositor que rompió los límites entre la alta cultura y la cultura popular, entre la vanguardia elitista y lo masivo. Y con su producción La voce del padrone (La voz del patrón) de 1981, fue el primero en vender un millón de discos en Italia.

Creador inclasificable, influenciado por el sonido dodecafónico y obsesionado con las tecnologías, usó el sintetizador analógico en una época en que David Gilmour y pocos más lo incorporaban. Ganador del premio al mejor compositor por el disco L´Egitto prima delle sabbie (Egipto antes de las arenas), 1977, y álbunes que hoy son codiciadas como Fetus (1971), Pollution (1972) o Sulle corde di Aries (1973), ganó en San Remo y cantó en Eurovisión.

Con La voce del patrone superó la venta de un millón de copias en Italia. Y sus canciones, como Cerco un centro de gravittá, son cantadas por distintas generaciones. Battiato tuvo éxito fuera de Italia, en espacial en España.

Muy reservado con su vida privada, tampoco hablaba mucho de su obra. Se sabe que algunas eran muy elaboradas y trabajadas, mientras otras surgían en forma espontánea, escritas como los dadaístas. Fue cercano al filósofo Manlio Sgalambro, quien escribió la letra de varias de sus canciones.

Tanto el presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, que habló de él como un creador “culto y refinado”, como diversas personalidades lo han despedido hoy con elogiosas palabras.

Franco Battiato, que sufría una enfermedad que nadie ha querido revelar, llevaba varios años alejado de la vida pública.