Así como se dice que el vampiro necesita sangre joven para potenciar su vida, esta obra -escrita y actuada por Claudia di Girolamo- tiene como referencia a los caníbales al proyectar una conducta insaciable por alimentarse del poder político, incluso, a la hora de la derrota y la decadencia.

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

Una práctica brutal que se ejerce sobre el mismo cuerpo de la sociedad a la que pertenece, en su afán de nutrirse con lo más valioso de sus integrantes -la libertad, la inteligencia y los sueños-, a través de la sumisión y el silencio.

Con Rodrigo Pérez, director de la cia. La Provincia, la actriz viste un más que holgado vestuario masculino en un unipersonal que, en su desarrollo, subraya la condición de encierro físico y mental de un sujeto que, pese a estar sobrepasado por la historia, manotea los recuerdos y símbolos del poder que ejerció.

No es primera vez que Di Girolamo interpreta un personaje masculino en el formato unipersonal: su versatilidad le permite ahora entregarle un gesto corporal hierático, dureza en fase inexpresiva a la que le suma un tono de voz sordo de rabia contenida de un ser que disfruta del dolor ajeno y la muerte.

En el ejercicio de sus recuerdos, el personaje todavía parece dirigirse a sus incondicionales en el poder, gestándose escena con diálogos vacíos, traspasados de amoralidad, propia de la historia de Chile, del pasado, presente y ¿futuro?

Caníbal, Teatro UC (c)

Transmitida digitalmente, la obra se desarrolla en dos espacios escénicos, capturados por cámaras que, en momentos, entregan simultáneamente ambos planos, manejadas e iluminadas por Vicente Sabatini, con la jefatura técnica de Alexis Orchessi.

Entre imágenes

Un perfil testimonial indirecto se advierte en el modo de enfrentar un relato que tiene a Guillermo Ugalde en la construcción de un universo sonoro que combina lo íntimo y lo desconocido, en los 40 minutos exactos que dura la obra.

A la imagen de la gran quijada con que se inicia el unipersonal, le sigue un espacio amplio en donde un par de mesas y sillas dibujan el ambiente por donde se moverá Claudia di Girolamo, mostrado por una cámara frontal y otra lateral con la actriz, vestida formalmente como hombre, traje y camisa que le quedan grandes.

La precisión en el cambio de ángulos -al estilo TV-, contradictoriamente, amplía el espacio físico de la obra, porque acentúa la presencia de un hombre encerrado en su historia.

Allí reflexiona y elucubra, y los primeros planos que se generan ayudan a que circule por su ego y se aluda al hombre que sabe que perdió el poder, pero que en las últimas instancias de su vida igual quiere aprisionarlo.

Su andar lento y algo encorvado habla de un general que sufre de insomnio y ausencias de muchos años, mientras percibe estar “en el fondo de un laberinto oscuro”, sin que nadie lo reciba, mientras resiente la soledad en que se encuentra.

Caníbal, Teatro UC (c)

Con el desprecio hacia la gente “sin vitalidad” que manifiesta alude a la carne del cuerpo social que ordena reprimir, quienes luchan en la calle con diversos medios de autodefensa.

En ese paroxismo sin destellos habla de saqueo, de robo y de prenderles fuego, con cuyo eco va en defensa de lo que es-son y quiere seguir siendo, frente al “estallido de los soberbios”, acusa.

Si no se escuchara el texto, el sencillo y con tinte performático lenguaje del cuerpo y del rostro de la actriz alcanzarían para mantener el interés y la tensión del relato.

Una obra con sentido humano-social y proyección que se mueve en la extrema sencillez y que pone en circulación otra forma de rechazo al cambio frente a la posibilidad de la esperanza.

Aunque, tal vez, con un poco de “exceso de teatralidad” el animal humano habría completado su circuito formal y natural.

Youtube Teatro La Memoria (en vivo).
Miércoles, 21.00 horas.
Entrada general $ 3.500 (Ticketplus).
Hasta 30 de septiembre.