“Cartas a mis hij@s” es el libro que recopila las cartas y dibujos que internas del Centro Penitenciario Femenino de San Miguel dedican a sus hijos. La publicación cuenta con financiamiento del Ministerio de las Culturas y es resultado de un taller que realizó la Fundación Aracataca en el recinto.

La fundación realizó talleres artísticos para mujeres madres privadas de libertad del Centro Penitenciario Femenino de San Miguel durante septiembre y octubre del año pasado. Las instancias tenían el objetivo de reconectarlas con sus hijos e hijas a través de una metodología trabajada desde el teatro y la creación literaria. El resultado de esa experiencia está plasmado en “Cartas a mis hij@s”.

Los talleres fueron ejecutados por la directora de la Fundación Aracataca, Malucha Pinto, y la actriz y productora de la organización, Paola Lara. El texto recopila las cartas y los dibujos hechos por las 19 internas que participaron de la experiencia; 15 de las cuales presentaron este jueves una obra que recoge los mejores testimonios de sus vidas convirtiendo a algunas en actrices, músicas, diseñadoras, tramoyas, etc.

Malucha Pinto y Ministra Consuelo Valdés en presentación libro | Cedida
Malucha Pinto y Ministra Consuelo Valdés en presentación libro | Cedida

El trabajo realizado en el Centro Penitenciario Femenino tiene como antecedente el proyecto que realizó la Fundación Aracataca el año 2014 en la Cárcel de Mujeres de Antofagasta, iniciativa que también contó con el apoyo del entonces Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (hoy Ministerio de las Culturas).

La experiencia permitió que un grupo de reclusas que se encontraba separada de sus hijos e hijas, pudiese, a través de dinámicas artísticas, el teatro y la creación literaria y de manera colectiva y participativa, elaborar y resignificar la experiencia traumática que significa separarse de los hijos e hijas.

Cedida
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La experiencia finalizó con el libro visual “Cartas a mi hij@”, material que contenía relatos y aprendizajes de las internas. Este texto fue entregado a las reclusas y ellas pudieron regalarlo a sus hijos, hijas y familia. La propuesta fue tan exitosa que fue replicada con las gendarmes del recinto, a solicitud de ellas mismas.