La canción del grupo Abba “The winner takes it all” (“El ganador se lo lleva todo”) equivale a un himno vital que sintetiza el ser y no ser de la protagonista de “Kassandra”.

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

Y más que exaltar a quien triunfa, marca a fuego al perdedor que queda en el camino o cae al abismo, siempre con las manos vacías.

Ahora, en el contexto de esta obra del dramaturgo uruguayo Sergio Blanco (“Tebas Land”, “La ira de Narciso”, “El bramido de Düsseldorf”), el sentido de la letra está en la médula del migrante actual y de quienes sufren discriminación en la sociedad contemporánea.

A esto el autor agrega la condición sexual y de género inestable de la protagonista, además de una referencia a la mitología griega que alude a Casandra, la princesa troyana que goza del don de la profecía y, al mismo tiempo, sufre una maldición, porque nadie le cree.

Universo múltiple

Para desarrollar los múltiples factores y situaciones suficientemente complejas, “Kassandra” dispone de varios soportes fundamentales.

El autor hace hablar a la protagonista en una suerte de inglés coloquial básico, frases cortas que incluyen términos cuyo sentido, en general, todos pueden entender.

Al mismo tiempo, la sitúa en tiempo real y concreto, como vendedora de cigarrillos de contrabando en el bar clandestino de un país ajeno, mientras trata de comunicarse con el espectador, a través de un diálogo inmersivo de mucha energía, deshilvanada y caótica, patética y divertida.

A esto le agrega una visión inteligente del mundo que la rodea y ficciona, al rozar su vida con alusiones a guerras y exilios reales, amores dudosos, amenazas varias en la vida actual, además de conectar el presente a relatos delirantes sentimentales y sexuales con personajes del pasado mitológico.

También es fundamental en este unipersonal definir a la protagonista en lo indefinible, como expresión máxima de lo discriminatorio… o la aproximación a una verdadera identidad.

“I’m not a women, I’m not a boy, I am Kassandra…”, afirma esta mujer, cuyo vestido transparente muestra a un hombre con gestos femeninos delicados, sensuales y seductores.

Ni masculino ni femenino asoma el rol que interpreta el actor Lucas Balmaceda, clave en esta propuesta, cuyo perfil escénico “no binario” alude a quienes asumen rasgos parciales de varios géneros en función de su identidad.

Aporta un gesto corporal y una sonoridad vocal envolvente como parte de una dinámica intensa que recorre la obra desde que ingresa a la sala.

En paralelo, tal vez sin buscarlo, el unipersonal pone en primer plano un rasgo de todo proceso de migración: el grito que se lanza para ser parte de una sociedad que lo rechaza.

Conducta que implica tener que vivir la vida ajena y la gloria o tragedia de otros, a través de la admiración y la domesticación cultural, vía pérdida de identidad y memoria.

A eso se agrega mirar el futuro como mitigación del presente, para transformar la tragedia real, la negación de la identidad y las ansias de cariño y amistad en un juego optimista… muchas veces falso e ilusorio.

Con la dirección de Soledad Gaspar, “Kassandra” es una de las propuestas más atractivas e inquietantes de la temporada 2019.

Kassandra

Dirección: Soledad Gaspar
Elenco: Lucas Balmaceda

Matucana 100.
Miércoles a sábado, 20.30 horas; domingo 19.30 horas.
Entrada general $ 6.000; estudiantes, tercera edad, miércoles y jueves populares $3.000. Hasta el 18 de agosto.