En Facebook, la última obra del muralista Fabrizio E Falcato (30 años) se viraliza con el entusiasmo de un hallazgo. En menos de tres días ha sido compartida más de 1.600 veces, al mismo tiempo que el autor recibe cientos de comentarios y solicitudes de amistad. La razón se resume en una frase: “Papá, deja la pasta”.

Fue el título que escogió para bautizar su último mural, pintado con sprays en la población El Volcán 3 de Puente Alto en la intersección de las calles El Sauce y La Obra. En ella, el protagonista es un niño que mira al espectador luego de escribir el único mensaje legible del cuadro, y que hace alusión a la drogadicción de su propio padre.

"Papá, deja la pasta"
“Papá, deja la pasta”

“El arte en sus distintas formas ha contribuido al pensamiento crítico… Cuando yo ocupo el muralismo, el arte, el grafiti, y lo instalo dentro de un contexto barrial, con una temática, lo que estoy buscando es cuestionar la realidad en la que estamos inmersos, que es la realidad de normalizar el tráfico de drogas, el consumo”, reflexiona el artista en diálogo con BioBioChile.

Sobre la elección del lugar, Falcato se aleja de los estereotipos y aclara: “Era importante para mí que fuera en cualquier población… En general en Bajos de Mena hay cosas buenas que se realizan, gente que está trabajando por la comunidad, son pocos los que hacen lo contrario”, dice

"Papá, deja la pasta"
Fabrizio y su mural | Facebook

En redes sociales, la obra llamó la atención por la perspectiva desde donde fue abordada: un menor que se interpone entre su familia y el narcotráfico. “Quería generar un cuestionamiento respecto a cómo estamos concibiendo esta realidad. Tomo el elemento del niño porque en este caso representa la vulneración pura, el abandono de la sociedad y de la familia… El niño lleva el sufrimiento, el llanto ahogado”, agrega.

“Ese niño es como el niño abandonado del que nadie quiere hacerse cargo, y que si no es atendido oportunamente es probable que sea víctima de la misma burbuja que está viviendo”, cuenta el artista, quien reconoce al niño ficticio en otros de carne y hueso que deambulan por su barrio, el mismo del mural.

“Ese día, había mucha gente que se me acercaba, que salían de sus casas, que me acompañaron durante todo el tiempo que me demoré (empezó a las 11:00 y terminó a las 20:00). Hablamos del consumo de drogas. Y estuvimos de acuerdo en que había que terminar con esto en las poblaciones”, apunta Fabrizio, que también recibió comentarios de consumidores de droga que vieron en vivo su trabajo.

“Justo donde estaba pintando era un lado más o menos complejo, porque está en medio de la población. Lo que escuché fue en tono de broma. Me decían: ‘hermano, me dejaste terrible de psicoseado’. Yo me reía no más. Sentía que mi labor como artista estaba haciendo efecto”, responde el muralista-grafitero, que luego agradeció a los vecinos de El Volcán 3 el cariño hacia su arte.