La Historia es lo que queremos ser. No se trata de olvidar, sino cómo recordamos y rememoramos.

El que haya placas y fotografías expuestas en recintos del Ejército de Chile que recuerdan al coronel Manuel Contreras, condenado a más de 500 años de cárcel por delitos contra del Derechos Humanos, en sí no es malo. Es parte de la Historia del Ejército.

A mí parecer, sería grave “borrar” a Manuel Contreras de la Historia del Ejército y de Chile. Casi tan grave como tomarlo como referencia positiva. “Borrarlo”sería dejarlo en las penumbras, daría la señal que estos personajes y los episodios que protagonizaron simplemente se olvidan y la Historia del Ejército vuelve a estar engañozamente impoluta.

Manuel Contreras fue un personaje siniestro, la lista de sus crímenes es larga y horrorosa. Fue el cerebro y responsable de asesinatos dentro y fuera del país, de torturas y desapariciones, como del Plan Cóndor, vergonzoso hito de dictaduras Latinoamericanas. No tiene excusas.

En ese contexto, el llamado es a no olvidar a Manuel Contreras. Que estén las tres fotos y dos placas en la Academia de Guerra y las tres placas en la Escuela de Ingenieros, ex-Tejas Verdes (lugar de origen de la siniestra DINA, que él creo). Que estén, pero explicando por qué están expuestas ahí, qué hizo para tener las condenas que recibió, cómo es que pudo cometer esas atrocidades y cómo hoy y a futuro el país y el Ejército deben evitarlas.

Borrarlo es olvidar. Tampoco se trata que el Ejército se centre en su figura, pero si es parte de la historia, debe estar, pero con la perspectiva clara de lo que, como sociedad -y como Ejército- se quiere ser.