Una gran cantidad de delfines bebés han sido hallados muertos en el Golfo de México desde el desastre de la plataforma Deepwater Horizon en 2010, un fenómeno por el que un estudio acusa a la exposición de las madres al petróleo derramado.
Los resultados del análisis de las muertes ocurridas entre 2010 y 2014 en las costas de Luisiana, Misisipi y Alabama fueron publicados el martes en la revista especializada Diseases of Aquatic Origin.
Los investigadores hallaron “diferencias sustanciales entre delfines fetales y recién nacidos que fueron hallados dentro y fuera de las áreas afectadas por el derrame petrolero”, señaló el estudio.
Los investigadores compararon 69 delfines nariz de botella jóvenes que aparecieron muertos en la zona del derrame con otros 26 encontrados en zonas libres del problema.
Descubrieron que los delfines que murieron en el útero o poco después de su nacimiento “eran significativamente más pequeños que aquellos que aparecieron a la deriva durante los años anteriores o en otras ubicaciones geográficas”.
Un total de 88% de bebés delfines hallados en la zona del derrame tenía anormalidades pulmonares.
Sólo el 15% de los delfines muertos en zonas que no fueron afectadas por el derrame tienen estos problemas pulmonares.
Según los expertos, los delfines murieron en el útero o poco después de nacer y sus pulmones nunca tuvieron la posibilidad de desarrollarse totalmente e inflarse.
El gobierno estadounidense estima que se derramaron 4.900 millones de galones de petróleo al lecho marino luego de que la plataforma de BP, Deepwater Horizon, sufriera una explosión en abril de 2010 que mató a 11 personas.
Hoy se considera que fue uno de los peores desastres medioambientales de la historia.