Una emotiva y cruda columna es la que publicó Julissa Catalan, de Nueva York, en el sitio norteamericano de salud Prevention, en el que cuenta la historia de su hermana, Emma, quién murió producto de un cáncer que pudo haber sido tratado a tiempo si es que ella no hubiese ignorado los síntomas.

“Mi hermana Emma murió de cáncer de colon en etapa IV, en junio de 2010″, comienza señalando la autora, agregando que si se le hubiese diagnosticado cuando los síntomas comenzaron a aparecer, los doctores creen que el cáncer podría haber sido tratado.

“En vez de eso, le debieron remover más de 30 cm de colon, a los 40 años ya tenía una histerectomía, y por 5 años soportó todo tipo de radiaciones y quimioterapias”, agregó.

Todo esto, debido a que Emma había ignorado por completo sus síntomas: frecuentes eruptos con muy mal olor, fatiga crónica, diarrea, vientre hinchado y dolorosos calambres.

Familia se percata de sus síntomas

“Fue en la primavera de 2005 cuando nuestra familia comenzó a darse cuenta de sus síntomas. Ella había salido a trotar junto a nuestra otra hermana, Vivian, cuando de pronto tuvo que ir urgentemente a un baño. Ambas ingresaron rápidamente a un local de comida rápida que estaba cerca, y cuando Emma salió del baño, tenía la parte trasera de sus pantalones llena de sangre”, narra Julissa.

“No pudo seguir ocultándolo más, y confesó a Vivian que esto llevaba ocurriendo desde hace un año”, agregó.

La autora (derecha) y su hermana | Julissa Catalan

La autora (derecha) y su hermana | Julissa Catalan

Tras esto, Emma visitó dos hospitales locales, y como no tenía seguro de salud, no agendo una cita con un especialista gastrointestinal. Los dos médicos que la vieron le diagnosticaron colitis, aunque ninguno le realizó una colonoscopía.

“Ella tenía miedo de que algo anduviera verdaderamente mal en su salud, pero fue ese mismo temor lo que le impidió a seguir haciendo más al respecto. Y el hecho de tener a dos doctores dándole la misma conclusión se lo hizo más fácil”, añadió.

Síntomas se acentúan

Luego del incidente después del trote, los síntomas se agravaron. Su estómago creció al punto de lucir como una embarazada de pocos meses, además de quedarse dormida en cualquier lugar.

“En ese punto, yo quería pensar que sólo estaba exhausta como muchas de las madres solteras”, indicó Julissa.

“Posteriormente ella usaría mi habitación para recuperarse secretamente de las quimioterapias, para que su hijo no viera los devastadores efectos que a veces tenía en ella”, comentó su hermana.

Emma finalmente logró que su empleador hiciera modificaciones en su plan de seguro médico para poder costear una colonoscopía, la que necesitaba desesperadamente.

Julissa Catalan

Julissa Catalan

“Se realizó el test el martes, y el jueves los doctores la llamaron para darle los resultados: cáncer de colon en etapa IV. El viernes se sometió de urgencia a una histerectomía y colectomia, y le dieron 6 meses de vida”, narra la autora del texto.

Luego de estas intervenciones, Emma cambió sus hábitos de alimentación, lo que la ayudó a vivir 5 años más de lo esperado. Basó su alimentación en verduras y comidas orgánicas, y dejó las carnes y cafeína. Comenzó a caminar más, e incluso lo hacía cuando estaba agotada, para mantenerse activa.

“Mi hermana estaría viva si ella no hubiese ignorado sus síntomas. Esa ha sido una de las partes más dolorosas: saber que su muerte se podría haber prevenido. Pero el cambio a un estilo de vida saludable junto con la fuerza de voluntad, hicieron que Emma fuera capaz de estirar su expectativa de vida de 6 meses a 5 años. En ese tiempo vi a la persona, más cercana a mi, luchar por su vida mientras moría frente mío al mismo tiempo”, reflexionó.

Los especialistas le recomendaron a la familia que se realizaran colonoscopias cada tres años. “Tengo 33 y me he realizado cuatro colonoscopias”, asegura Julissa. “A veces me pregunto si mis doctores y sus enfermeras creen que soy hipocondriaca., pero luego pienso en cuan importante es estar alerta de todo lo que ocurre en el cuerpo”, añade.