Tras las elecciones de este 25 de octubre en Argentina, los habitantes de ese país deberán enfrentar por primera vez un balotaje para definir a su nuevo presidente.
En una jornada histórica, el candidato de la continuidad del kirchnerismo, Daniel Scioli, obtuvo un 36,86%. En tanto, el candidato opositor, Mauricio Macri, consiguió un sorprendente 34,33%. Por su parte, Sergio Massa, alcanzó un 21,34% de las preferencias y sus electores serán clave en la segunda vuelta presidencial.
A continuación un perfil de los candidatos a a presidencia de Argentina que se enfrentarán este 22 de noviembre en una nueva jornada electoral.
Scioli en la agresiva política argentina: espíritu de deportista y conciliador
Nada locuaz y poco carismático, Daniel Scioli saltó del deporte a la política hace 25 años, avanzó sin prisa pero sin pausa y atravesó todos los temporales evitando hacer enemigos.
A sus 58 años, Scioli, ex campeón de motonáutica y ex vicepresidente de Néstor Kirchner (2003-2007), es desde 2007 gobernador de la poderosa provincia de Buenos Aires, donde viven casi 16 de los 40 millones de habitantes del país.
Este candidato a la presidencia por el Frente para la Victoria (FPV, centroizquierda), la coalición de la presidenta Cristina Kirchner, fue visto con recelo por el kirchnerismo ‘duro’ que sospechó de sus intenciones demasiado autónomas y su tendencia de centroderecha.
Pero en encuentros de campaña con mandatarios de la región Scioli se ha esmerado en mostrarse como la “continuidad del proyecto” kirchnerista, fuerte en políticas sociales y defensor de un capitalismo de estado.
“Toda mi vida soñé con este momento”, repite el candidato con cadencia monótona en las propagandas de campaña: “Mi política, como siempre es la contra de nadie. Es mejorar lo de todos”, se define.
El sobreviviente
Nieto de un inmigrante italiano, Scioli creció entre privilegios aunque en una casa donde “los pasillos estaban llenos de heladeras y calefones”, contó sobre Casa Scioli, una conocida cadena argentina de electrodomésticos de la década de 1980.
Hoy declara un patrimonio de más de $13 millones de pesos ($1,4 millón de dólares), incluida su propiedad de 13.000 metros cuadrados de Villa La Ñata, en las afueras de Buenos Aires, su ‘búnker’ donde organiza partidos de Futsal y suele recibir a celebridades locales.
Scioli se preparó para seguir una carrera empresarial pero su pasión deportiva lo convirtió ocho veces en campeón mundial de motonáutica.
Esperó tres décadas y recién el 5 de octubre, en plena campaña, terminó su Licenciatura en Comercialización en la privada Universidad Argentina de la Empresa (UADE), título que ofrendó a su padre.
Un grave accidente que casi le costó la vida cuando corría los mil metros del delta del río Paraná en 1989 le amputó el brazo derecho sin quitarle la pasión por la velocidad.
Se reinventó y aprendió a ser zurdo, habilidad que demostró en televisión cuando se hizo el nudo de la corbata con su mano izquierda, desdramatizando su discapacidad.
“Bicho raro de la política”
Su habilidad para sobrevivir también fue puesta a prueba en la política: salió ileso de las luchas intestinas del peronismo, principal movimiento político argentino de los últimos 70 años al que pertenece, y que abarca un espectro desde conservadores a izquierdistas.
Llegó a la política de la mano de Carlos Menem (1989/99) y fue diputado desde 1997. Nombrado secretario de Turismo y Deporte por Eduardo Duhalde (2002/3), fue luego vicepresidente de Néstor Kirchner.
Los tres peronistas eran enemigos entre sí, pero Scioli nunca renegó de esas relaciones.
“La gente no lo considera un dirigente tradicional, lo ven más relacionado con la farándula o el mundo empresarial. Es conocidísimo, pero todos ignoran cómo es su vida y qué ideas tiene. Un bicho raro de la política”, dice el periodista Walter Schmidt, co-autor de la biografía “Scioli secreto”.
El candidato, que reconoció tardíamente la paternidad de Lorena, una hija de la juventud que lo hizo abuelo, convive desde hace 30 años -casados, divorciados y juntos de nuevo- con Karina Rabolini, una ex modelo y empresaria de la moda.
Macri, el magnate que intenta destronar al kirchnerismo
Mauricio Macri carga con el peso de ser rico de cuna en un país marcado por las reivindicaciones sociales. Tras ser expresidente del club de Boca Juniors y alcalde de Buenos Aires, quiere presidir Argentina con ideas liberales y corregir, en esencia, 12 años de kirchnerismo.
A sus 56 años está terminando el segundo mandato frente a la alcaldía de la capital como líder del partido conservador Propuesta Republicana (PRO), y aspira a suceder a Cristina Kirchner en nombre de la alianza Cambiemos, con apoyo de la derecha y radicales (socialdemócratas).
Sobre todo parco, se le ha visto sonreír y cruzar abrazos con abuelitas y niños al recorrer las provincias más pobres del país, donde sus detractores sostienen que no atrapa votos.
“No queremos más esa Argentina que expulsa a la gente de sus lugares de origen por falta de oportunidades”, dijo esta semana.
Con objetivos de empresario promete que implementará una amplia red de contención social, ofrecimiento que repiten por igual sus rivales del próximo domingo.
El oficialista Daniel Scioli, favorito, y el opositor Sergio Massa, tercero pero ambos peronistas, también prometen que no tocarán las ayudas sociales que se implantaron en los últimos 12 años.
Estas políticas lanzadas con Néstor Kirchner (2003-2007) y continuadas por su esposa Cristina (2007-2011 y 2011-2015) gozan del 60% de respaldo popular, según sondeos.
Conocido como un adepto a las políticas ultraliberales del expresidente Carlos Menem (1989-99), en la recta final de la campaña ha asegurado que extenderá los alcances de la asignación universal por hijo.
Ese subsidio, quizás el más popular, beneficia con unos 91 dólares mensuales a más de 3,5 millones de niños provenientes de familias pobres.
“Son todas propuestas que tienen que ver con este compromiso que asumimos para construir una sociedad más equitativa e inclusiva en la que todos podamos vivir mejor”, afirmó el lunes.
Por otra parte, resalta su fanatismo por Boca del que siempre quiso “ser el 9″.
Terminó graduándose en ingeniería civil y ha sido básicamente empresario. Su falta de condiciones futbolísticas no le impidieron convertirse en presidente de Boca de 1995 a 2007, en una etapa de gloria del club que lo catapultó a la política.
Entre musas
Mauricio es el mayor de los seis hijos del empresario Franco Macri, un italiano que llegó a Argentina en 1949 e hizo fortuna con empresas de construcción, automotrices, aeronavegación, energías renovables y servicios.
El patriarca de los Macri es conocido por su buena relación con los gobiernos de todas las tendencias, incluso con la presidenta Kirchner, archirrival de su hijo.
En la recta final a la elección, Macri sumó los apoyos de dos celebridades locales, Susana Giménez, la histórica y popular diva de la televisión argentina, y el cineasta Juan José Campanella, ganador del Oscar a mejor película extranjera por “El secreto de sus ojos” en 2010.
“Es un tipo trabajador, honesto, muy sencillo, educado y como presidente de Boca hizo un cambio radical”, afirmó Susana. Mientras el cineasta encendió Twitter al escribir: “Solo hay dos melodías, Kirchnerismo y Cambiemos. Todo lo demás es ruido”, dijo a favor de Macri.
Ha estado casado tres veces, por primera vez a los 22 años con Ivonne Bordeu (1981-1991), con quien tuvo tres hijos. En 1994 inició un matrimonio de nueve años con la modelo Isabel Menditeguy.
Ahora, de ganar la presidencia convertiría en primera dama a la empresaria textil Juliana Awada, de 41 años, una mujer hermosa, con quien tiene una niña de tres años y que es amiga de Karina Rabolini, la esposa de su rival Scioli.