A Contraloría llevó la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) el aparente “conflicto de interés” del ex director de la misma institución, Rafael Guilisasti, quien renunció para hacerse cargo de las sociedades cascadas de Soquimich (SQM).

Lo que solicita en forma enfática la estatal es que el órgano contralor resuelva “en torno a si el proceder del ahora ex consejero satisface o no los deberes de probidad administrativa establecidos en la Ley”, según el oficio presentado.

“El ex consejero posee información privilegiada y de carácter confidencial, respecto de la cual tiene un deber de reserva. Esta situación y su renuncia para asumir en las denominadas ‘cascadas’, a nuestro entender lo ha puesto en un evidente conflicto de interés”, agregó la entidad de fomento.

La intención del organismo dirigido por Eduardo Bitrán es que se reconozca que Guilisasti tuvo una “función pública” debido al carácter de su cargo como director de Corfo, y que por ello se le pueda aplicar las normas de probidad administrativa.

Además, que la Contraloría pueda determinar si es que las acciones del renunciado director dan cuenta de un “conflicto de interés”, incluyendo su asunción a la cabeza de las sociedades cascadas, que sería “una infracción a los deberes que contrajo como Consejero”.

Corfo y SQM actualmente están en disputa por los contratos de arriendo de pertenencias mineras en el Salar de Atacama.