El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, confirmó que la salida de Guillermo Larraín, de la presidencia de BancoEstado, es consecuencia del millonario bono de término de conflicto de $6 millones 300 mil que la entidad bancaria entregó a cerca de 9 mil trabajadores sindicalizados.

Dicho bono obligará a la empresa a destinar poco más de 83 millones de dólares, es decir, el 91% de sus utilidades del primer semestre de este año.

La molestia en La Moneda fue generalizada, ya que el bono se contrapone a la señal de austeridad que entregaron las máximas autoridades del gobierno y el Congreso, al congelar sus salarios, pese a que el efecto práctico sería cercano a los 2 millones de dólares.

La incomodidad del gobierno fue transmitida a Guillermo Larraín, quien presentó su renuncia a la presidencia de BancoEstado, luego de conversar la situación con el ministro de Hacienda.

Así lo confirmó el propio Rodrigo Valdés, quien afirmó que los términos de la negociación colectiva de BancoEstado excedieron lo presupuestado.

Valdés agregó que es muy importante en estos tiempos, con menores ingresos y algunas calamidades, tener particular cuidado y prioridades claras, reforzando el mensaje de austeridad que el Gobierno busca transmitir.

Asimismo, también hubo reacciones del mundo privado, donde el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Ricardo Mewes, aseguró que la negociación de BancoEstado es un factor más a considerar en el debate de la Reforma Laboral y que el sindicato de la institución bancaria fue más allá de lo razonable.

Un reacción totalmente opuesta tuvo la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), que celebró el logro del sindicato de BancoEstado,ya que la entidad obtuvo utilidades por más de 4 millones de dólares. En la primera parte de este año, las ganancias totalizaron los 1.100 millones de la divisa estadounidense.

El vicepresidente de la CUT, Nolberto Díaz, afirmó estar contento por el bono negociado entre los trabajadores y el directorio de BancoEstado y que ese pago no es distinto al que se paga habitualmente en la industria bancaria.

Nolberto Díaz criticó al gobierno, por la salida de Guillermo Larraín y por el arribo de su sucesor, Jorge Rodríquez Grossi, ex ministro de Ricardo Lagos y presidente ejecutivo de Alto Maipo, proyecto donde participa Antofagasta Minerals, el brazo minero del grupo Luksic, controlador del Banco de Chile.

El gremio definió a Jorge Rodríguez Grossio como “un operador de las termoeléctricas”.

Asimismo, Díaz puntualizó que es lamentable y vergonzoso que el Gobierno ponga a un lobbista de las empresas energéticas en la presidencia de BancoEstado.