La policía israelí estaba en estado de alerta el viernes en Jerusalén ante la probabilidad de que se generen nuevas tensiones en la Explanada de las Mezquitas y manifestaciones de palestinos en defensa del tercer lugar santo del islam.

La policía israelí instaló barreras custodiadas por decenas de hombres armados en las calles que conducen desde la ciudad vieja de Jerusalén a la Explanada y en las puertas del recinto.

Los efectivos no dejaban entrar a los jóvenes que se acercaban y solo permitían el paso de personas mayores, que se dirigían al rezo semanal. Las fuerzas de seguridad israelíes impusieron la medida habitual de prohibir la entrada al sitio de hombres menores de 40 años con el fin de reducir los riesgos de violencia.

Además, la policía israelí anunció refuerzos de sus efectivos en Jerusalén, a raíz de los enfrentamientos ocurridos desde hace meses y la escalada de violencia registrada en los últimos días.

También se esperaban tensiones en la Cisjordania ocupada este viernes, día semanal de oración musulmana, un ritual que podría aumentar el número de manifestantes en la Explanada de las Mezquitas.

Hamas, el movimiento islamista considerado por Israel como “terrorista”, instó por su parte a celebrar un “día de cólera” para defender la Explanada.

Estricto respeto del “statu quo”

Un palestino de 26 años, Ahmed Jatatbe, resultó gravemente herido por disparos de soldados israelíes el jueves por la noche cerca de Naplusa, señalaron fuentes médicas palestinas. Él y otro hombre, detenido desde entonces, habían lanzado un artefacto incendiario contra un vehículo que pasaba por la carretera en dirección a la colonia de Itamar, informó el ejército israelí.

La Explanada de las Mezquitas está situada en Jerusalén Este, la parte palestina de Jerusalén, ocupada por Israel en 1967 y anexionada. Se trata de un lugar sagrado para ambas religiones: allí se encuentran la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más santo del islam, y el Muro de las Lamentaciones, venerado por los judíos, quienes denominan al sitio “Monte del Templo”.

Entre el pasado domingo y el martes se produjeron allí enfrentamientos entre palestinos y la policía israelí, coincidiendo con la celebración del Año Nuevo Judío. Ahora, se teme que los hechos se repitan de nuevo, pues este miércoles coinciden el Aid el Adha musulmán (fiesta del Sacrificio), y el día del Gran Perdón (Yom Kipur, la fiesta judía más solemne).

Con todo, la norma que rige el sitio (el “statu quo”) prohíbe a los judíos rezar allí y desplegar símbolos nacionales.

Las visitas de los judíos suelen ser fuente de disputas, alentadas por el discurso minoritario pero cada vez más audible de una parte de los judíos que reclama poder rezar en la Explanada y el gobierno del sitio.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, repitió el jueves por teléfono al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que se comprometía a respetar “estrictamente” el “statu quo”.

Por su parte, el presidente palestino, Mahmud Abas, declaró el miércoles que “Al Aqsa es nuestra, el Santo Sepulcro es nuestro”. “No tienen derecho a ensuciarlos con sus pies sucios, no se lo permitiremos, haremos todo lo posible por proteger Jerusalén”, advirtió.

Por otro lado, Netanyahu declaró “la guerra a los lanzadores de piedras y artefactos incendiarios”, prometiendo cambios en la norma de apertura de fuego por parte de la policía y en las penas mínimas, así como sanciones más fuertes contra los menores y sus padres.