Mientras en todo el país se desarrollaban las celebraciones de este 18 de Septiembre, los coquimbanos, de forma austera, intentaban levantar el ánimo tras los embates del terremoto y tsunami.

El centro de la ciudad se mantenían los equipos militares apostados manteniendo la seguridad de las personas mientras uno que otro se reúne alrededor de una botella de vino para conversar y descansar de estas largas horas vividas.

En el centro de la ciudad había rostros de dolor que buscaba ser apaciguado con una festividad nacional que se ve a lo lejos.

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