El Parlamento griego adoptó este jueves un segundo paquete de reformas reclamadas por los acreedores de Grecia como paso previo a un tercer rescate, a pesar de las deserciones registradas de nuevo en el campo del primer ministro Alexis Tsipras.

El jefe del ejecutivo consiguió limitar las bajas en esta segunda votación urgente en una semana. La reforma de la justicia civil y la transposición de una directiva europea sobre los bancos fueron aprobadas por 230 diputados -de 298 presentes- votaron a favor de la adopción de una reforma de la justicia civil, 63 votaron en contra y se registraron 5 abstenciones.

En total, 36 diputados de Syriza, la formación de izquierda radical que lidera Tsipras, rompieron la disciplina de voto: 31 se opusieron y 5 se abstuvieron. La semana pasada, se produjeron 32 votos en contra, 6 abstenciones y una ausencia.

El origen de esta libera diferencia radica sobre todo en el cambio del imprevisible ex ministro de Finanzas Yanis Varoufakis, que pasó del no a la subida de impuestos y cotizaciones la semana pasada a un sí esta vez.

Con todo, Tsipras sigue sin disponer de mayoría parlamentaria (Syriza y su socio gubernamental, el partido de derecha soberanista ANEL, suman en total 162 de los 300 escaños) y de nuevo ha tenido que apoyarse en la oposición para conseguir la adopción de las medidas.

Representantes de los acreedores del país son esperados en Atenas los próximos días para examinar con lupa la economía griega y adaptar este nuevo rescate. El comisario encargado de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, dijo el miércoles en Bruselas que deseaba cerrar el tema de aquí a “la segunda quincena de agosto”.

Grecia, que tiene las arcas vacías, debe devolver 3.190 millones de euros al Banco Central Europeo el 20 de agosto, antes de otro de 1.500 millones con el FMI en septiembre.

Tsipras había instado a sus diputados a “adaptarse a las nuevas realidades” y a aprobar este segundo paquete de medidas en el transcurso de un debate de más de cinco horas que concluyó a las cuatro de la mañana (01H00 GMT)

Descartó “abandonar voluntariamente” el Gobierno, donde dijo que la presencia de la izquierda radical es “un bastión para la defensa de los intereses del pueblo”, y prometió batallar para mejorar el acuerdo.

“El Gobierno no oye más al pueblo”, lamentaban Katerina Sergidou y Georges Kokkinavi, dos de los 6.000 manifestantes congregados delante del Parlamento al anochecer. Estos dos treintañeros, de la corriente más izquierdista del partido Syriza eran el reflejo de la contestación que afronta el primer ministro después del compromiso suscrito el 13 de julio con los europeos.

Fractura clara

Alexis Tsipras subió el tono contra los díscolos. Seis meses después de llegar al poder, ha excluido del Gobierno a los ministros que se negaron a validar unas medidas de rigor contrarias a todas las promesas de Syriza.

La portavoz del Gobierno, Olga Gerovasili, había reconocido antes de la votación que de subsistir la división del partido de izquierda radical “entre dos estrategias, dos puntos de vista (…) quizás sea imposible seguir así”.

Al término del debate, Gerovasili ha constatado que la “fractura en la mayoría parlamentaria es clara” y genera un “problema político”. “Los procedimientos previstos serán aplicados” para afrontarla, añadió sin más detalles.

Alexis Tsipras se reunirá este jueves con la presidenta del Parlamento, Zoe Konstantopoulou, una de las más virulentas oponentes al acuerdo.

“La fractura” dentro de Syriza está ahí, dijo a su vez uno de los más allegados a Tsipras, el ministro Nikos Pappas, después de la votación, y dio a entender que se tomarán decisiones después de la puesta en marcha del acuerdo

Muy popular según los sondeos, Alexis Tsipras deberá tomar una decisión drástica, según los analistas, que parecen apostar por unas legislativas anticipadas a pesar de un contexto económico de extremada fragilidad.

Según el ministro de Finanzas, Euclides Tsakalotos, durante el análisis del texto en la comisión parlamentaria, antes de fin de año habrá una recapitalización de los bancos griegos. La retirada de dinero y los giros al extranjero siguen sometidos a estrictas medidas de control de capitales, vigentes desde finales de junio.

El Banco Central Europeo (BCE) decidió aumentar este miércoles nuevamente el monto de los préstamos de urgencia (ELA) a los bancos griegos, su única fuente de financiación reactivada después del acuerdo del 13 de julio.

Grecia recibió el lunes pasado un préstamo de urgencia de 7.160 millones de euros que le permitió pagar 6.700 millones al FMI y al Banco Central Europeo.