Ya estamos en julio y el cansancio del año laboral comienza a sentirse. Por ello, muchas personas optan por tomarse unos días libres o vacaciones para recuperar energía y potenciar la salud física y mental.
De acuerdo a Maite Lecumberri, psicóloga y académica de la Universidad San Sebastián, “tomar vacaciones a mitad de año permite generar una sensación psicológica de un quiebre, el que marca el comienzo de final de año. Por otra parte, los hijos están de vacaciones de invierno en el colegio y universidad, por lo tanto, es un momento ideal para poder compartir con la familia”.
El tiempo ideal para lograr una real desconexión y descanso son por lo menos unas tres semanas, pero en invierno es más difícil hacer uso de esa cantidad de días. Por ello, la académica recomienda realizar algún viaje corto o cambiar el tipo de actividades, independiente de la cantidad de días.
Los beneficios de las vacaciones es que permiten a las personas recuperar energías, olvidarse de las preocupaciones por un período de tiempo y mejorar la calidad de vida. “Podemos conectarnos con el ocio, que es una actividad muy necesaria para la salud mental y que nos ofrece un espacio para disfrutar, reflexionar y conectarnos con nosotros mismos e intereses. En el caso de estar muy estresado, permite liberar tensiones, distraer la atención de los problemas y disminuir la presión mental”, afirma Maite Lecumberri.
De esta manera, las personas ven favorecido su rendimiento posterior, ya que aumenta la fluidez mental y creatividad, desbloqueándose procesos mentales interferidos por el estado tensional previo a las vacaciones.
La psicóloga comenta que “en cuanto a la salud física, las vacaciones son una opción para recuperar las horas de sueño y realizar actividades físicas de nuestro interés. Además, favorecer la producción de endorfinas que son las hormonas asociadas al placer y bienestar. En resumen uno puede recargar energía, recuperar salud y volver al trabajo con mayor optimismo, permitiéndose partir de manera distinta el nuevo periodo laboral”.
Para que las personas logren desconectarse totalmente es necesario que tomen ciertas medidas, como evitar seguir ligadas al trabajo o estudios a través del mail, celular u otro sistema de comunicación.
“Tampoco es aconsejable leer libros o temas relacionados a nuestro trabajo, ni llevarse trabajo para aprovechar de avanzar. Lamentablemente uno debe asumir que no somos imprescindibles y que a la vuelta las cosas seguramente han seguido funcionando igual. Lo ideal es poder hacer una escisión temporal entre mi yo laboral y mi yo en modo vacaciones, es decir, salir del piloto automático y tomar el control para disfrutar ese viaje”, comenta Lecumberri.
Una vez terminados los días libres y de relajo, en el regreso a las tareas habituales se puede presentar el síndrome post vacacional, que se relaciona con la dificultad normal de los primeros días para conectarse nuevamente y tomar el ritmo.
La académica de la Universidad San Sebastián explica que “generalmente pasan distintas situaciones. La primera es que la persona se abruma rápidamente frente a todo lo que tiene pendiente. La segunda es que llega tan desconectada que no logra alcanzar un desempeño eficiente. Y finalmente lo toma como una oportunidad para tratar de lograr un buen ritmo, pero sin perder el optimismo ganado en las vacaciones. Obviamente que la última opción es la más saludable”.
Consejos
Finalmente la académica de Psicología de la Universidad San Sebastián entrega las siguientes recomendaciones:
- Siempre es importante tratar de programar vacaciones que nos permitan relajarnos realmente, por lo que se deben pensar bien lugares y actividades para lograr ese objetivo.
- Prohibido conectarse al celular y mail del trabajo.
- Ojalá ir a un lugar que permita cambiar de contexto.
- Elegir actividades que sean del agrado de la persona y su familia, que no generen una sobrecarga.
- Evitar llenarse de actividades que se “deben” cumplir y mejor dejarse fluir según las situaciones, intereses y contextos.
- Tratar de flexibilizar los horarios, comidas, entre otros, de manera que se sienta cierta libertad.
- Respetar y no sobrepasar el presupuesto destinado a las vacaciones (ya que sino la vuelta puede ser mucho más estresante al pensar en cómo pagar el crédito).