Carla Guelfenbein y Contigo en la distancia: entretenido, innecesariamente “inflado” y poco más…

Detalle de la portada, Alfaguara (c)
Detalle de la portada, Alfaguara (c)
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El último libro de la escritora ganó el Premio Alfaguara 2015, con un jurado presidido por Javier Cercas y dotado de US $175.000. Un galardón que genera expectativas que no se satisfacen en la lectura…

Contigo en la distancia es un relato a tres voces en torno a Vera Sigall, inspirado en la vida de la escritora Clarice Lispector. Ellas son la de Daniel, un vecino arquitecto que se ha convertido en su compañía diaria, Emilia, una joven que viene a realizar una tesis sobre ella, y la de Horacio, uh antiguo amor de la escritora.

Estas tres voces, en relatos intercalados escritos a modo de diario de vida, van dando cuenta de los sucesos pero, en especial, tratan de ir definiendo a Vera Sigall, una escritora de culto de edad avanzada que ha logrado mantenerse al margen del mundo a pesar de su fama. La escritora, al inicio del relato, sufre un accidente, quedando en coma, creando la tensión y la urgencia de asirla, de traspasar los límites que se ha creado para mantenerse al margen, en un mundo propio.

El libro posee todos los elementos para ser un gran libro. Los ingredientes estaban pero…

Un primer problema es que parece innecesariamente largo, haciéndolo tedioso por largos pasajes, con descripciones que no aportan nada y, al repetirse, dan ganas de saltarse párrafos completos (aunque puede ser un tema personal).

Un segundo punto: es una escritura a ratos forzada, ripiosa, con incrustaciones para hacerla más “inteligente” que la hacen poco fluida. Como si la naturaleza de los personajes obligara a tener frases creativas y sorprendentes periódicamente.

Tercero, y que da mayor carga al punto anterior, es que resulta un libro liviano, que luego de leer deja poco, salvo algunas frases hechas, que parecen rescatadas de otros lados –de libros, conversaciones, de otros contextos…-, con la sensación de haber estado frente a una gran historia relatada en forma plana, sin entrar en el alma, en la esencia de los personajes y en la intensidad de sus vivencias. Como si los personajes hubiesen creado la misma distancia que puso Vera Sigall con el mundo con el propio relato.

Lo anterior se ve reflejado en muchos pasajes, en disputas como en encuentros amorosos y sexuales. Escapan a lo anterior los temas relacionados a arquitectura (y lo planteo desde mi formación de arquitecto), donde se transmite sensibilidad y conocimiento.

Cuarto, y reforzando lo anterior, las tres “voces” entregan tres perspectivas de los acontecimientos, pero claramente están escritas por la misma pluma, lo que no sólo les resta credibilidad: se desperdicia la posibilidad de mostrarlos a través de formas propias y particulares de hablar y escribir, de comunicarse y comunicar. Esto podría explicarse en la voz de Emilia en el penúltimo párrafo del libro:

“Fue entonces cuando supe que escribiría nuestra historia. La de Vera y Horacio, la de Daniel y la mía, y cómo estas se fueron entrelazando hasta llegar a este momento. Podría también incluir el texto de Horacio. En el texto me había expresado que podía hacer lo que quisiera con él.” (pp351)

Pero la “escritura” de Horacio y el resto del texto también coinciden.

Contigo en la distancia tiene algunos puntos destacables: una escritura sin errores (salvo un par en la última parte) y una muy buena aproximación a los temas relacionados a la arquitectura (buen aporte de Felipe Assadi).

Al final, queda la sensación de la pérdida… como la muerte de esa protagonista ausente que es Vera Sigall.

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El último libro de la escritora ganó el Premio Alfaguara 2015, con un jurado presidido por Javier Cercas y dotado de US $175.000. Un galardón que genera expectativas que no se satisfacen en la lectura…

Contigo en la distancia es un relato a tres voces en torno a Vera Sigall, inspirado en la vida de la escritora Clarice Lispector. Ellas son la de Daniel, un vecino arquitecto que se ha convertido en su compañía diaria, Emilia, una joven que viene a realizar una tesis sobre ella, y la de Horacio, uh antiguo amor de la escritora.

Estas tres voces, en relatos intercalados escritos a modo de diario de vida, van dando cuenta de los sucesos pero, en especial, tratan de ir definiendo a Vera Sigall, una escritora de culto de edad avanzada que ha logrado mantenerse al margen del mundo a pesar de su fama. La escritora, al inicio del relato, sufre un accidente, quedando en coma, creando la tensión y la urgencia de asirla, de traspasar los límites que se ha creado para mantenerse al margen, en un mundo propio.

El libro posee todos los elementos para ser un gran libro. Los ingredientes estaban pero…

Un primer problema es que parece innecesariamente largo, haciéndolo tedioso por largos pasajes, con descripciones que no aportan nada y, al repetirse, dan ganas de saltarse párrafos completos (aunque puede ser un tema personal).

Un segundo punto: es una escritura a ratos forzada, ripiosa, con incrustaciones para hacerla más “inteligente” que la hacen poco fluida. Como si la naturaleza de los personajes obligara a tener frases creativas y sorprendentes periódicamente.

Tercero, y que da mayor carga al punto anterior, es que resulta un libro liviano, que luego de leer deja poco, salvo algunas frases hechas, que parecen rescatadas de otros lados –de libros, conversaciones, de otros contextos…-, con la sensación de haber estado frente a una gran historia relatada en forma plana, sin entrar en el alma, en la esencia de los personajes y en la intensidad de sus vivencias. Como si los personajes hubiesen creado la misma distancia que puso Vera Sigall con el mundo con el propio relato.

Lo anterior se ve reflejado en muchos pasajes, en disputas como en encuentros amorosos y sexuales. Escapan a lo anterior los temas relacionados a arquitectura (y lo planteo desde mi formación de arquitecto), donde se transmite sensibilidad y conocimiento.

Cuarto, y reforzando lo anterior, las tres “voces” entregan tres perspectivas de los acontecimientos, pero claramente están escritas por la misma pluma, lo que no sólo les resta credibilidad: se desperdicia la posibilidad de mostrarlos a través de formas propias y particulares de hablar y escribir, de comunicarse y comunicar. Esto podría explicarse en la voz de Emilia en el penúltimo párrafo del libro:

“Fue entonces cuando supe que escribiría nuestra historia. La de Vera y Horacio, la de Daniel y la mía, y cómo estas se fueron entrelazando hasta llegar a este momento. Podría también incluir el texto de Horacio. En el texto me había expresado que podía hacer lo que quisiera con él.” (pp351)

Pero la “escritura” de Horacio y el resto del texto también coinciden.

Contigo en la distancia tiene algunos puntos destacables: una escritura sin errores (salvo un par en la última parte) y una muy buena aproximación a los temas relacionados a la arquitectura (buen aporte de Felipe Assadi).

Al final, queda la sensación de la pérdida… como la muerte de esa protagonista ausente que es Vera Sigall.