La silicona líquida entró a los hogares chilenos como un, aparentemente, inofensivo frasco transparente.

Sin embargo, se trata de una sustancia en excesivo peligrosa, que ya el año 2014 cobró la vida de dos estudiantes que fallecieron intoxicados por su ingesta.

Y aunque el Ministerio de Educación, a través de una circular de la Superintendencia de Educación Escolar, prohibió el uso de este pegamento en los establecimientos, aún está presente en algunas listas escolares y en muchas casas.

Según la médico salubrista Nelly Baeza, coordinadora del Programa de Salud Pública de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Central, la intoxicación por silicona es letal, un componente tóxico desde los 0,4 ml/kg de peso.

“Quienes pueden salir más dañados por la acción de la silicona son los infantes. De hecho, a menor peso del menor, mayor riesgo. El perfil son niños menores de 5 años que, por curiosidad, beben el líquido, insípido e incoloro, del frasco”, explica la académica de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Central.

Una vez ingerida, la silicona es asintomática las primeras 12 horas, luego aparecen vómitos, vértigo, nauseas, dolor abdominal, visión borrosa y disminución del nivel de conciencia hasta llegar a la muerte o dejar secuelas, como la ceguera. Por eso, el tratamiento es vital y urgente.

Si sospecha ingesta de silicona, la especialista aconseja dirigirse de inmediato a un servicio de urgencia, y en ningún caso provocar vómitos del menor en casa.

“La principal medida preventiva es no comprar silicona; si la tenemos, desecharlo; y si se decide mantener este veneno en casa, tenerlo etiquetado en lugares que no estén disponibles para los niños, idealmente altos y con llave”, concluyó la Dra. Baeza.

Tener el número del CITUC a mano es de máxima utilidad, ya que le orientarán adecuadamente ante ésta u otra intoxicación (22 635 3800).