Cuando los ojos del País y el mundo están puestos en la zona norte de Chile, a 852 kilometros al sur, la pequeña localidad de El Melón en la comuna de Nogales revive con esas imágenes, lo que ellos mismos sufrieron hace 50 años, quizás en circunstancias distintas en su origen, pero con efectos similares.

La historia se remonta al 28 de marzo de 1965 cuando un sismo de 7,4 grados, con epicentro en las cercanías de Cabildo y La Ligua, a solo 63 kilómetros de profundidad. Se le conoce como el terremoto de La Ligua y fue percibido desde Copiapó hasta Osorno, inclusive en Mendoza y Buenos Aires.

Fue de tal magnitud el movimiento que a partir de esa fecha el entonces presidente Eduardo Frei Montalva promulgó la ley Nº 16 mil 282 de reconstrucción, que permitía por primera vez a un jefe de Estado operar por medio de decretos supremos en caso de terremotos, y otros desastres naturales y calamidades públicas

Así surge también por primera vez un equipo de trabajo para formular programas y planes de emergencia, lo que sería el inicio de lo que hoy conocemos como ONEMI.

Eran las 12 con 33 minutos del mediodía del 28 de marzo cuando los habitantes de la localidad minera de El Melón ubicada en la Región de Valparaíso vieron como sus temores se hacían realidad.

El relave minero perteneciente en ese entonces a la compañía minera Disputada de las Condes, hoy Anglo American colapsó originando una avalancha de desechos tóxicos de 10 millones de metros cúbicos, el aluvión se estima que bajó a una velocidad de 40 km/hora y a los 15 minutos del sismo estaba sepultando para siempre con una capa de entre dos y cinco metros el poblado ubicado aguas abajo del tranque de relaves el Cobre de El Soldado.

Así lo recuerda Jorge Ramirez, de la agrupación ambientalista El Melón.

Ramírez asegura que Chile no aprende de sus errores, porque hoy a 50 años de esa tragedia, el Servicio Nacional de Geología y Minería ha multado y sancionado en reiteradas oportunidades a la misma empresa por las condiciones en que se encuentra el Relave el Torito, donde incluso se han obstruido varias quebradas con material estéril proveniente de la operación de El Soldado

Entre ellas afirma, la quebrada El Sauce fue rellenada en cerca de un 80% por sobre lo autorizado por el Sernageomin, decretando este organismo la paralización del botadero al acumular cerca de 150 millones de toneladas de material de desecho minero en forma ilegal cuando solo se había autorizado 75 mil toneladas.

En Chile priman los factores económicos en desmedro a las mismas comunidades, aseguró Ramírez.

Si bien el origen de ambas tragedias son distintos, uno a partir de un terremoto y el otro producto de precipitaciones, en términos generales el intendente regional Ricardo Bravo aseguró que nadie está preparado para una situación de esta naturaleza y el que lo diga es un mentiroso aseguró la máxima autoridad regional.

Bravo agregó que se pueden generar dinámicas para estar coordinados frente a estas emergencias, pero en la región no estamos preparados para una situación de esta magnitud.

Para el dirigente ambientalista de El Melón, Jorge Ramirez, una respuesta de esta naturaleza por parte de la autoridad no tiene sentido, porque sí se pueden generar políticas de prevención basándose precisamente en las experiencias pasadas, y poniendo énfasis en la fiscalización

Según la información de la época que es recogida por el Grupo Ambientalista El Melon, familiares de las víctimas estiman que el sector era habitado por unos 800 a 1000 agricultores y mineros, sin embargo la prensa de aquel entonces estimó entre 300 y 350 las víctimas que quedaron sepultadas. Sobrevivieron 10 personas, y solo se encontraron 35 cadáveres.

El material del relave se solidificó en una franja de 10 kilómetros de largo y 500 metros de ancho.

Es por eso que cada 28 de marzo la pequeña localidad de El Melón recuerda, llora y conmemora a sus muertos y desaparecidos, rogando para que Chile no se olvide de que la naturaleza siempre recupera lo que el hombre le ha arrebatado.