Febrero es un mes tranquilo para los chilenos. Muchos están de vacaciones, y además del Festival de Viña y el Día de los Enamorados, pareciera que no hay mucho más que celebrar. Sin embargo, existe un día en este mes que es muy importante para nuestro país… aunque le demos la relevancia que merece.
Un 12 de febrero de 1818, nuestro país se separó definitivamente de la corona española. Esta fecha fue elegida a propósito del aniversario de la decisiva batalla librada por Bernardo O’Higgins y José de San Martín al mando del Ejército de Los Andes en la hacienda de Chacabuco, ubicada al norte de Santiago, ésta que permitió la retirada de las fuerzas leales a España, y la conformación de un gobierno patriota, según el archivo de la Dibam.
Francisco Encina, en su libro Historia de Chile, señala que: “Se fijó el 12 de febrero, aniversario de la batalla de Chacabuco, para la ceremonia de la proclamación”. En su texto señala que “el fiscal del tribunal de apelaciones, don José Gregorio Argomedo, dirigió al pueblo una alocución. El ministro Zañartu leyó el acta de la Independencia, y enseguida se postró el excelentísimo señor director, y poniendo las manos sobre los santos evangélicos, hizo el siguiente juramento: ´Juro a Dios y prometo a la patria bajo la garantía de mi honor, vida y fortuna, sostener la presente declaración de independencia absoluta del estado chileno de Fernando VII, sus sucesores y de cualquiera otra nación extraña´…”
Sin embargo, no existe un acuerdo absoluto acerca del lugar en dónde fue proclamada oficialmente la independencia. Por un lado las pruebas documentales, dadas en el libro “La Historia de Concepción 1550-1970″ de Fernando Campos Harriet, señalan que esta firma se realizó en Los Morrillos de Perales de Talcahuano el 1 de enero de 1818, acta que fue proclamada formalmente en la actual Plaza Independencia de Concepción, según testimonia un monolito instalado en el lugar.
La historia oficial indica que “el 12 de febrero, en forma solemne, se proclamó la Independencia de Chile en todos nuestros pueblos y ciudades. En Santiago, en la plaza de Armas, en un tablado frente a la Catedral, don Miguel Zañartu leyó el Acta y tomó juramento al Director Delegado don Luis de la Cruz, con asistencia del general don José de San Martin y todas las autoridades civiles y en presencia de monseñor José Ignacio Cienfuegos. En la ciudad de Talca y presidida por el Director Supremo se efectuó solemne ceremonia junto a las tropas del ejército que lo acompañaban”, según indican los archivos de la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile.
No obstante, la independencia no quedó sellada con esta proclamación. Fue necesaria otra batalla, esta vez en los llanos del río Maipo, un 5 de abril de 1818, donde la victoria del Ejército Libertador al mando de San Martín, consiguió aplastar a los realistas, pasando a la posteridad por el abrazo entre O’Higgins y el prócer argentino.