¿Cuándo crees que morirás? ¿Te has hecho esa pregunta? Seguramente más de alguna vez, pero es a la etapa cercana a los 30 años cuando más seria se torna la duda.

A esa edad, los moretones que alguna vez tuviste cuando adolescente comienzan a reaparecer, no físicamente, pero sí como dolores aleatorios, señal de que estás envejeciendo, con problemas en las articulaciones y arrugas más notorias.

No se recomienda mucho pensar constantemente en cuándo dejarás esta Tierra, pero si es mucho el interés, la ciencia ha dado con algunas señales que pueden predecir cuándo estamos cercanos a ese día.

El sitio de salud Medical Daily ha resumido estos descubrimientos, que te exponemos a continuación:

1 – Pérdida del olfato

La nariz regenera constantemente sus células para mantener el sentido del olfato, pero a medida que envejecemos, la capacidad de regeneración se va perdiendo debido a cambios propios de la edad que afectan a tejidos de las células madres, indicó un estudio en 2005.

Este año, otra investigación puso a prueba la capacidad de cerca de 3.000 hombres y mujeres de 57 años en adelante, quienes debieron identificar cinco olores -menta, pescado, naranja, rosa y cuero-. Quienes peor reconocimiento de olor tuvieron, eran tres veces más propensos a morir en cinco años, concluyeron los especialistas.

2 – Nivel educativo

Una investigación publicada por la revista PLOS One (siglas de Public Library of Science) encontró que la edad biológica y el nivel educativo de una persona puede conocerse con la forma en que se da un apretón de manos.

Ello luego que investigadores del International Institute for Applied System Analysis (IIASA) observaran -entre las pruebas-, que una mujer blanca de 65 años que terminó todos sus estudios, tenía la misma fuerza de agarre de una mano que una mujer de 60 años, que no había terminado sus estudios.

“La prueba de vigor del apretón de manos mostró, entre otras cosas, que las personas con un nivel de formación superior envejecen más despacio que las que dejaron los estudios antes de terminar el bachillerato”, explicó Serguei Scherbov, director de las investigaciones demográficas en el IIASA y principal autor del estudio.

Scherbov aconsejó que el test de fuerza del apretón de manos debería ser parte de los exámenes médicos para evaluar el estado de salud de los pacientes, ya que entre los más jóvenes puede ayudar a predecir algunos riesgos de mortalidad.

3 – Muestra de sangre

Los análisis de sangre pueden hablarnos de enfermedades de transmisión sexual, por ejemplo, pero también exponer nuestra presión arterial y el colesterol.

Recientemente, científicos también han descubierto que los biomarcadores sanguíneos, moléculas internas que indican las condiciones de salud de un paciente, también puede determinar si una persona va a vivir más tiempo.

Lo anterior tras un estudio conocido en marzo de este año, que reunió muestras de sangre de 9.842 personas, en un periodo de 5 años. En este lapso, 508 de ellos murieron. Al revisar los casos, se encontraron concentraciones altas de Cuando los investigadores analizaron la sangre, encontraron que cuatro tipos de biomarcadores -la albúmina plasmática, la alfa 1 glucoproteína ácida, la lipoproteína, y el citrato- contenían concentraciones altas versus el resto de los participantes.

De esta forma, los investigadores dijeron que estos biomarcadores eran indicativos de enfermedades por venir, ya que eran signos de debilidad general del cuerpo, con probabilidad de muerte mayor en los próximos 5 años.

4 – Capacidad de reacción

Pudiera no ser una sorpresa pero investigadores de la Universidad College de Londres realizaron una prueba de reacción a una figura en imágenes, la que debían marcar con un botón. En los 15 años que se realizó este test, 378 de los 5.000 participantes habían muerto.

Al contrastar los datos, notaron que aquellos con reacción más lenta tenían un 25 por ciento más de probabilidades de morir. “Un tiempo de reacción tardío podría reflejar el deterioro de nuestro cuerpo, en áreas como el cerebro y el sistema nervioso”, afirmó Gareth Hagger-Johnson, autor del estudio.