Una realidad que pasamos por alto, desapercibida y muchas veces ignorada. En reiteradas ocasiones nos hemos encontrado con niños pidiendo dinero en las calles, quizás en un estacionamiento, patio de comidas de un centro comercial e incluso en las afueras de locales de comida rápida.
Caridad o no, lo cierto es que varios de nosotros les hemos dado dinero sin preguntar la razón para qué lo necesitan, menores en situación de calle que utilizan esos recursos para comprar drogas, satisfacer necesidades y en otros casos entregar lo recaudado a sus padres. Entonces ¿es bueno dar dinero a los menores?
Según el segundo Catastro Nacional de Personas en Situación de calle, En Chile Todos Contamos, del Ministerio de Desarrollo Social, los niños, niñas y adolescentes (NNA) que habitan en la calle están expuestos a violencia, maltrato, explotación sexual comercial, accidentes y enfermedades, por lo que su situación se considera más precaria comparada a la de los adultos.
El estudio agrega que el consumo de alcohol y drogas corresponde a la relación de vivir en la calle, motivados para escapar frente a la dura realidad en la que se encuentran, evitando el hambre y las tensiones. Además se evidenció que en el pasado la sustancia nociva más consumida por estos menores era el tolueno, sin embargo en la actualidad es la pasta base.
Aunque no existe una investigación que relacione el entregar dinero y vivir en la calle, esta forma de vida implica estar fuera de un entorno sano, perder la educación y todos los programas que integran la formación de una persona.
La Trabajadora Social de la Universidad del Pacífico, colaboradora en el Centro de Día para Personas en Situación de Calle, Michelle Echeverría, explica que los niños en oportunidades son enviados por sus padres o adultos poco responsables a pedir dinero, asegurando que estos recursos no tienen que ver con las necesidades de los niños.
“Muchas veces son manipulados”, afirma la profesional. Echeverría señala que este es un tema social pues “es más fácil conseguir recursos ya que la gente tiene mayor sensibilidad” frente a estas situaciones.
Aunque no hay cifras exactas, el promedio que un niño puede llegar a recaudar en el día asciende hasta los 60 mil pesos.
“En otras ocasiones pueden estar siendo parte de una institución (Sename o fundación) y al fugarse y pedir dinero, estamos afectando que el niño no se adhiera a los programas que van en ayuda de ellos y prefieran mantenerse en la calle sobreviviendo de lo que entrega la gente”, afirma.
Desde el Hogar de Cristo y según la información proporcionada por la encuesta Casen 2012, son 742 los NNA en situación de calle.
Agregan que “este tipo de aporte sólo ayuda a solucionar un problema puntual como lo puede ser por ejemplo, el satisfacer necesidades básicas y urgentes como la alimentación, resultando evidente que este tipo de ayuda no es suficiente para evitar que niños, niñas y adolescentes dejen de vivir en la calle”.
Con respecto a esto el Sociólogo del Centro de Estudios Científicos de Valdivia, Alexis Rebolledo, explica que el dar dinero depende del sistema de valores vinculado a las tradiciones formativas de las personas, que vienen de lo conservador y lo liberal.
Es por esto que señala que quienes deciden dar dinero a los niños en la calle es por una solución a la contingencia.
Algunos lo analizan desde lo histórico, viendo desde la raíz hasta el progreso que puede alcanzar el menor, asegurando que son conservadores ya que optan por mantener las cosas como las ven y no generar mayores cambios en este tipo de demandas.
Otro grupo no entrega dinero por considerar que este incentivo no es una solución al problema y que tampoco se contribuye a que los menores puedan salir de esta realidad. Personas que según el sociólogo aspiran a un cambio social.
“No se quedan en el acto de ver a una persona sufriendo, ven la caridad como una cosa no deseable”, asegura Rebolledo.
El profesional afirma que no existe una investigación contundente sobre el tema para determinar si es bueno o malo dar dinero a los niños en la calle. Tema que será discutido y analizado por los siguientes catastros nacionales.
Lo cierto es que en este momento como sociedad somos responsables en determinar si entregar recursos económicos a estos niños es un beneficio o un daño para el futuro de nuestro país.